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La desconfianza provoca en Wall Streett la fuga del dinero hacia el corto plazo y los bonos del Tesoro

La crisis que atraviesan las entidades bancarias norteamericanas debido a la demora de varios países de Latinoamérica en hacer frente al pago de su deuda exterior (Bolivia ha sido el último por ahora), junto a la posibilidad de que Estados Unidos intervenga en el conflicto del golfo Pérsico, ha provocado, la pasada semana, en la Bolsa de Nueva York la huida de las inversiones hacia colocaciones a corto plazo y de alta seguridad. Los bonos del Tesoro han sido los activos más beneficiados por esta tendencia. El dólar, por su parte, también ha visto debilitarse su posición por estas mismas causas.Los inversores se muestran bastante atemorizados a pesar de la decisión adoptada por la Reserva Federal de apoyar al Continental Illinois, y que cuestiona indirectamente la política de la Administración Carter de dejar al mercado que juegue libremente con sus fuerzas. En Wall Street se respira un ambiente catastrofista, que los últimos y positivos datos sobre la coyuntura económica no han podido disipar.

La economía norteamericana continúa creciendo a fuerte ritmo, aunque los expertos señalan la posibilidad de que próximamente aparezcan los primeros síntomas de desaceleración, lo que, en opinión de Shearson / American Express, debería alejar momentáneamente la tremenda demanda de crédito, que es una de las causas directas del incremento del coste del dinero.

Precisamente, el pasado 25 de mayo el órgano decisorio de la Reserva Federal confirmó que se va a aplicar una política monetaria más severa, debido principalmente al crecimiento excesivo de la economía, aunque continúan las presiones para que estos cinturones de ajuste no pongan en peligro la capacidad del Tercer Mundo para hacer frente a sus deudas en caso de que prosiga el aumento de los costes financieros.

Este hecho, junto al problema del Continental Illinois y los rumores sobre las dificultades financieras que atraviesa el Manufacturers Hanover Trust, preocupa a los inversores, que no olvidan la posibilidad de que el coste del dinero siga aumentando indefinidamente. Por ese motivo, es posible que la Reserva Federal se vea obligada a mantener un precario equilibrio entre la lucha contra la inflación y el evitar la falta de liquidez.

Ante esta situación, marcada por la preocupación y las posibles tensiones políticas, no es extraño que los mercados bursátiles reaccionen a la baja, aunque el nivel de resistencia de 1.100 del índice Dow Jones parece aguantar bien la presión del papel.

Finalmente, los mercados de divisas viven en pleno confusionismo, sin que los expertos sean capaces de analizar si la tendencia favorece o perjudica al dólar, divisa que parece haber perdido su fuerza tradicional.

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