El Rayo Vallecano, al borde de la desaparición, adeuda más de 200 millones de pesetas
Los números son escalofriantes. En la última asamblea del equipo madrileño, celebrada en agosto, el pasivo del Rayo Vallecano se elevó a 211 millones de pesetas. De ellos, más de 150 millones corresponden a acreedores. En el capítulo de proveedores figuraron deudas por más de 8.500.000 pesetas, como la lejía empleada para lavar los uniformes de sus equipos, por valor de 3.000 pesetas, y más de 70 millones en préstamos de ex directivos y actuales dirigentes. En esa misma asamblea se aprobó un presupuesto de 98.750.000 pesetas para esta temporada, que registrará un nuevo déficit.El capítulo más grave de las deudas del Rayo Vallecano es el de los préstamos bancarios. Se eleva a unos 72.500.000 pesetas. Esta cifra acarrea unos intereses anuales de unos 14 millones de pesetas, cantidad superior a la que se ingresa anualmente por cuotas de socios y abonados.
Otros acreedores del Rayo Vallecano, según informó su directiva en la pasada asamblea, son Hacienda, con 27.500.000, pesetas, y el Atlético de Madrid, con más de 3.500.000 pesetas. En esas mismas fechas se adeudaban 41 millones de pesetas a los jugadores, que fueron abonados en letras con vencimientos posteriores.
El Rayo Vallecano elaboró en agosto pasado una larga lista de deudas a proveedores, en la que se destacan, entre otras, las siguientes: agua, 2.411.000 pesetas; luz, 1.150.000; impuesto de menores, 1.430.000; farmacia, 134.000; abono para la tierra del campo, 123.000; semillas para el césped, 25.000; servicios de autocares, 150.000, y utilización del campo del Urbis para sus entrenamientos, 1.150.000. Algunas de estas deudas, a lo largo de esta temporada, se resolvieron a la fuerza, por la vía del embargo de las recaudaciones de sus partidos, como la de servicios de autocares, o la amenaza del corte del agua y de la luz.
Pagar por adelantado
El Rayo Vallecano tiene que pagar ahora por adelantado, y en efectivo, el importe de sus viajes en autocar para jugar fuera de casa. De igual forma actúa el concesionario de abonos y semillas para el terreno de juego. Las deudas de farmacia se han reducido.Los ingresos del Rayo Vallecano hacen imposible remediar la caótica situación económica que atraviesa el club. La recaudación media de los partidos de Liga de esta temporada es de unas 600.000 pesetas. Hubo partidos, como el del Palencia, en el que se llegó a recaudar 235.000 pesetas, "cuando abrir las puertas del campo para disputar cada encuentro", se quejó amargamente el presidente del club, Francisco Fontán, "nos supone unos gastos de 250.000 pesetas".
Unos 12.000 socios llegó a tener el Rayo Vallecano en tiempos de Francisco Encinas. Ahora no llegan a los 5.000; además, la actual directiva rayista redujo sus cuotas, como las de abonados, a principio de temporada para evitar la desbandada.
El terreno sobre el que se levantan las instalaciones deportivas de Vallecas es patrimonio del Estado, del ministerio de Obras Públicas, mientras todo lo demás -gradas, vestuarios y oficinas- pertenece al Consejo Superior de Deportes (CSD), que sufragó su construcción. El alquiler del campo le cuesta al Rayo Vallecano 3.280.000 pesetas por temporada, que no paga desde hace tiempo, pero que figura en su capítulo de deudas. El club rayista no puede explotar siquiera la publicidad estática de sus instalaciones, lo que corresponde al CSD.
El tema más preocupante son las deudas con los jugadores. Al finalizar la pasada temporada, el Rayo debía a sus jugadores unos 41 millones de pesetas, que se pagaron en letras. Aún debe atrasos a Uceda, Morón, Pariente y Madriñán, por más de 1.500.000 pesetas de la pasada temporada, que no fueron denunciados. Los jugadores del Rayo, durante esta temporada, no percibieron una sola de las contadas primas que se ganaron: unas 175.000 pesetas cada jugador, que pueden totalizar unos tres millones de pesetas. Tampoco han cobrado un céntimo de sus fichas anuales, que un total se aproximan a los 20 millones de pesetas. Todas estas deudas se acumularán al finalizar la temporada.
Los jugadores del Rayo, en esta temporada, solamente han recibido del club sus sueldos mensuales: 65.000 pesetas para los casados y 55.000 para los solteros. "Hay jugadores del equipo que pasan hambre: los que no tienen más ingresos que esos sueldos", confesó uno de ellos.
Miguel Ángel Portillo fue masajista del Rayo Vallecano hasta mediada la temporada, en que dejó el club. "Hace poco tiempo presenté una denuncia en el juzgado contra el Rayo Vallecano", aseguró su ex masajista, "por apropiación indebida de bienes y estafa. El club me debe más de medio millón de pesetas de atrasos, de las que unas 170.000 corresponden a una retención judicial del 10% de mis haberes. Sus directivos no depositaron esa cantidad en el lugar correspondiente; solamente unas 75.000 pesetas. Al mismo tiempo, también presenté una denuncia ante Magistratura de Trabajo".
Un club sin patrimonio
El patrimonio del Rayo Vallecano se reduce a los derechos federativos de sus jugadores, devaluados con el descenso del equipo. El club rayista cuenta también con unos terrenos semiabandonados -unos 120.000 metros cuadrados- en la carretera de Valencia. Fueron comprados en 10 millones de pesetas por Marcelino Gil en sus tiempos de presidente, y hoy podrían valorarse en unos 30 millones. Están considerados rústico-forestales y no están inscritos en el Registro de la Propiedad, según aseguró Francisco Fontán.El Rayo Vallecano tiene asegurados 12 millones de pesetas anuales por la explotación del bingo que lleva su nombre y que corre a cargo de un ex directivo de Marcelino Gil. La explotación de la piscina, ubicada en las mismas instalaciones del campo de Vallecas, proporcionó el año pasado unos ingresos de algo más de 4.500.000 pesetas. El campo de Vallecas fue el año pasado escenario de dos festivales musicales que aportaron al club rayista unos seis millones de pesetas.
El presidente del Rayo no ve otra solución para el club que la Administración se compadezca de equipos que, como el rayista, están al borde de la desaparición. El dinero nunca llegará a las arcas rayistas; no pasará de la Federación Española de Fútbol, su primera depositaria. Castro, de acuerdo con el club, rescindió su contrato con el Rayo. Su precio: 1.600.000 pesetas, casi la mitad de los que debió cobrar según el contrato. El jugador ha cobrado ese dinero a través de la Federación, a la que denunció el impago, y que ésta descontó al Rayo de sus ingresos por quinielas y fútbol televisado. Alcázar percibió de la misma forma casi 500.000 pesetas.
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