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Una superficie mayor que la provincia de Pontevedra se ha quemado en Galicia en 15 años

Manuel Rivas

La Administración va a ensayar este año la guerra de guerrillas para detener la dramática escalada del fuego en los bosques gallegos. En los últimos 15 años se ha quemado en Galicia una superficie superior a la de la provincia de Pontevedra. El 40% de los siniestros de este tipo producidos en España tiene por escenario los montes gallegos y, según los expertos, en su mayoría son intencionados.

"Jefe, mire esto". A Guillermo Camarero, técnico del Ministerio de Agricultura, toda una vida intentando desentrañar el misterio de las llamas, un guardia forestal le presentó hace dos años en el despacho un extraño artefacto, acoplado a un paracaídas. Lo inspeccionó con escepticismo. "Era sólo material utilizado en unas maniobras militares". Camarero fija la mirada en el mechero con el que acaba de encender un cigarro. "No hay que pensar en métodos sofisticados ni en causas demoniacas".La curva de siniestrabilidad ha ido en vertiginoso ascenso desde hace aproximadamente 15 años, hasta convertirse en una amenaza de desertización para la faz verde de un país de naturaleza privilegiada, "llamado a cubrir el déficit de maderas". En 1975, con 1.923 incendios detectados, ardieron 75.817 hectáreas de monte, más de la mitad arboladas. Al año siguiente fueron 2.146 los siniestros y 79.845 la superficie afectada. En 1979, 3.506 incendios quemaron 80.306 hectáreas de monte, 35.506 de ellas con árboles. El de 1981 volvió a ser un año de cenizas: 5.086 siniestros y 1,17.438 hectáreas afectadas.

Las pérdidas económicas se estiman en miles de millones y, según las estadísticas, se produjeron 45 días de incendios forestales por año, con un incendio cada dos minutos y 27 por hora.

Alto grado de intencionalidad

Todas las hipótesis para explicar la escalada parten de un alto grado de intencionalidad humana. Sin embargo, en la provincia de La Coruña, de los 260 delitos detectados policialmente en los dos últimos años, únicamente fueron detenidos 24 supuestos pirómanos. Fuentes de la Administración reconocen "un bajo nivel de eficacia en la fase de investigación"."Detrás de tanto incendio, ¿no estarán los madereros?". El jefe de producción forestal de la Xunta de Galicia, Sánchez Pulido, frunce el ceño cuando le formulan la pregunta en plena presentación del plan de prevención y extinción de este año. "No entra en mi cabeza esa posibilidad". Guillermo Camarero tampoco comparte esa presunción relativamente extendida.

Camarero extrae de úna carpeta, una gráfica elaborada minuciosamente, tras 38 años de experiencia en el campo gallego. "Aquí están todas las causas posibles, y son muy variadas": Simples negligencias, quema de matorrales que luego se extiende, fomento de pastos, especulación de terrenos, venganzas, pleitos, liquidar consorcios con Icona, oposición a cotos privados de caza.... ."Sí; también reacciones contra el Estado por la expoliación de montes comunales, pero ese ya es un problema en vías de solución y, sin embargo, no han disminuido sustancialmente los incendios".

"La población rural gallega está muy dispersa", dice Camarero, "y el monte no tiene puertas; el campesino necesita el fuego como un medio más de trabajo, y a veces se escapa de las manos".

El bosque se revaloriza

Pero hay razones en las que coinciden los especialistas y que nunca registran del todo las estadísticas. La escalada de incendios coincide con el auge emigratorio, con la despoblación y la pérdida de brazos jóvenes, con una crisis global de la sociedad rural. Mientras se desvaloriza para el labrador, que hasta mimaba el monte bajo, el bosque se revaloriza como lugar de ocio para las poblaciones urbanas, introducidas en un medio que no dominan. "Aumentan las causas, disminuyen los brazos".1984 se presenta con negros presagios. En la primera decena de marzo se produjeron más incendios que en todo 1983.

Con la coordinación de un comité gallego de defensa se han formado 500 grupos de pronto auxilio, en un esquema de guerra de guerrillas contra el fuego. La cifra ideal es de un equipo de este tipo por parroquia. "Los grandes parques de extinción no son la mejor solución para Galicia y la actuación de los aviones es importante, pero en última instancia".

Algunos ven la mejor prevención a medio plazo en la explotación y revalorización del bosque, sin destruir el potencial agrícola y ganadero.

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