Crípticas insinuaciones
De la misma manera que María José Cantudo se desnudaba ante un armario en La trastienda, en uno de Ios primeros explícitos epiteliales del cine español camuflado en un hábito higiénico, otros cineastas intentaban buscar algún recoveco argumental para decir algo indecible sobre ciertos aspectos de la sociedad española. Se trataba de un astucia que venía de antiguo. Ya Patino, en Nueve cartas a Berta, apuntaba en su galería de personajes el paso de los alféreces provisionales a la tecnocracia meapilas.La casa sin fronteras (1971) de Olea sólo justifica una revisión en el contexto de un programa debate sobre el Opus Dei. Obviamente en el filme no hay ninguna mencion concreta a esta prelatura personal. La historia, ubicada en el País Vasco, habla de éxodo y de clanes derechistas y ceremoniosos. En su día se dijo que se trataba de una cita al Opus. Realmente, la forzada ambigüedad del relato, lleno de crípticas insinuaciones, de simbolismos a la carta, permitía eso o vincularlo a cierta manera de ver el tema vasco.
La casa sin fronteras se emite hoy a las 20.30 horas por la segunda cadena.
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