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Tercera entrevista entre el presidente del Gobierno y el 'lendakari'

González y Garaikoetxea intentarán hoy un pacto político que ponga fin al enfrentamiento entre sus Gobiernos

La entrevista que mantendrán hoy en el palacio de la Moncloa el presidente Felipe González y el lendakari Carlos Garaikoetxea, la tercera que celebran desde la llegada de los socialistas al Gobierno, es consecuencia de la disposición al diálogo expresada por ambos dirigentes nada más conocerse los resultados de las elecciones autonómicas vascas, efectuadas el pasado 26 de febrero. Ambas partes pretenden en este encuentro poner fin a la mutua desconfianza y lograr, al mismo tiempo, un compromiso sobre el marcó de las relaciones entre la Administración central y la vasca.

La proximidad de las elecciones catalanas, por una parte, y el enrarecimiento de las relaciones que siguió a la toma de posesión del lendakari, por otra, aconsejaron aplazar la entrevista, que finalmente se va a celebrar en un momento de máxima tensión entre Garaikoetxea y el aparato del Partido Nacionalista Vasco (PNV), lo que ha de influir necesariamente sobre el desarrollo de la misma. El nuevo equilibrio de fuerzas resultante de las urnas, que hacía compatible el afianzamiento del PNV con un importante ascenso de los socialistas, otorgó una credibilidad adicional a la hipótesis de un replanteamiento radical de las relaciones entre ambas administraciones, coincidiendo con el inicio de la nueva legislatura. Txiki Benegas y Carlos Garaikoetxea, en las conversaciones previas a la investidura del lendakari, han dado forma a esas expectativas, compartidas por gran parte de la opinión pública, al intercambiar deseos de concordia y ofertas de diálogo.El enfriamiento que provocó el gesto del lendakari en su toma de posesión -adelantándose al nombramiento real-, no impidió que ambas partes se esforzasen por buscar el marco posible del acuerdo. Pronto se desechó la hipótesis según la cual la cumbre debería ser la culminación por arriba de acuerdos concretos, negociados por abajo, sobre los principales puntos de fricción. Ya que se trataba de desbloquear la situación, se prefirió intentar fijar un marco global de entendimiento, unas reglas del juego que favoreciesen posteriores acuerdos en asuntos como transferencias o colaboración en la lucha antiterrorista.

Entendimiento

Algunas destempladas advertencias de dirigentes socialistas vascos en el sentido de que todo se reducía a una lectura de la cartilla por parte de Felipe González a su interlocutor, o las respuestas escépticas de dirigentes nacionalistas, que preferían recordar la LOAPA y otros agravios, no han conseguido, pese a todo, diluir la esperanza de la posibilidad misma de acuerdo suscrito en amplios sectores del País Vasco.Reflejos de esa esperanza han aparecido, por ejemplo, en pronunciamientos recientes de instituciones tan alejadas entre sí como los sindicatos obreros y el círculo de empresarios vascos. Este último, que agrupa a los presidentes de consejo de las 32 empresas más importantes de Euskadi, difundió hace un mes una importante declaración, en la que, tras expresar su adhesión al régimen democrático y a la fórmula autonómica, instaba a ambas administraciones a llegar a acuerdos estables de colaboración "que detengan el clima de crispación existente en la sociedad vasca".

González y Garaikoetxea se entrevistaron por última vez el pasado 21 de julio. Acababa de iniciarse la llamada guerra de las banderas, el portavoz del Gobierno autónomo había insinuado poco antes la posibilidad de plantear la reforma del estatuto a la vista del "parón autonómico impuesto por los socialistas", y un portavoz del PNV había declarado aquellos días que su partido haría "caso omiso" de. la sentencia del Tribunal Constitucional sobre los nombramientos de secretarios de ayuntamientos.

Hostigamiento

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El escenario inmediato, en este aspecto, apenas ha cambiado, porque, si por una parte sigue paralizado el proceso de transferencias, se mantiene, por otra, la actitud de hostigamiento permanente a la legalidad vigente, tanto en el terreno simbólico como en el de las resoluciones de los tribunales.Sin embargo, hay datos nuevos. En agosto, el Tribunal Constitucional dio sustancialmente la razón a los nacionalistas respecto a la LOAPA, poniendo en cuestión la línea autonómica seguida por el PSOE. Tanto las elecciones vascas como las catalanas demostraron la imposibilidad de anegar las autonomías de estas dos nacionalidades en el océano autonómico generalizado.

La colaboración entre la Administración central y la vasca con motivo de las inundaciones de agosto demostró la eficacia del espíritu de cooperación mutua y contribuyó a quebrar algunas barreras psicológicas. Esa misma catástrofe puso de relieve la urgencia de la reconversión de la industria vasca y, a la vez, la indispensable colaboración entre ambas administraciones que tal tarea exigía. El hastío de la población vasca ante la violencia terrorista contribuyó a disolver las reticencias de sectores nacionalistas a dar la batalla frontal a ETA.

Estos datos, y otros similares, son probablemente los que constituyen la base de todo eventual acuerdo. Garaikoetxea acaba de insistir en que no se trata tanto de un pacto concreto sobre cuestiones puntuales, como de "reencontrar el espíritu de compromiso que permitió, hace cinco años, la aprobación del Estatuto de Guernica".

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