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Reagan se ve obligado a hacer una política económica keynesiana, según Raymond Barre

Xavier Vidal-Folch

Raymond Barre, ex ministro de Hacienda y primer ministro francés durante la presidencia de Valery Giscard d'Estaing, -entre 1976 y 1981, hizo gala de una visión pragmática y desideólogizada de la política económica a lo largo de !u estancia en España, iniciada el lunes. "Los hechos son más tozudos que las políticas, Reagan está realizando una política keynesiana y Francia se ve obligada a la deflación, a una política capitalista", declaró tras su conferencia a los empresarios barceloneses del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE). Barre pronosticó que durante 1984 proseguirá la reactivación mundial, aunque planteó sus dudas de que pudiera seguir en 1985 y 1986.

El cerebro económico de Giscard pasó revista a las tres respuestas ofrecidas por la política económica practicada por los países industrializados en los últimos 10 años. La primera es el reaganismo o conjunto de ideas -reducción del peso del Estado, freno al gasto público y social, limitación al déficit, reducción impositiva, desreglamentación- surgidas como "reacción saludable de la sociedad y de la economía" en un momento en que la ya inexistente prosperidad no puede garantizar el aumento de gastos y de impuestos: "El problema no era ya de repartir el excedente, sino de crearlo".Pero de la teoría a la práctica ha habido un buen trecho, subrayó Barre. El gasto militar creció automáticamente ("aunque en 1987, el porcentaje dedicado no superará el de 1962, con Kennedy"), se redujeron los gastos civiles, pero no los sociales, con lo que la reducción de impuestos, al mismo tiempo que ha estimulado la actividad y el crecimiento ha generado un alto déficit presupuestario y comercial. Esta situación crea la paradoja de que un país con altos déficit comercial y de balanza de pagos, mantiene su divisa alta, con lo que es receptor de dinero y en 1987 será un país deudor neto, cuando desde 1917 era acreedor neto".

El problema de la reactivación. norteamericana "no es para 1984, sino para 1985 y 1986: un déficit presupuestario de 200.000 millones de dólares no puede seguir aumentando", dijo.

Como segunda respuesta a la crisis, consiste en actuar sobre la base monetaria para mantener estable la oferta de dinero, según las consignas de Milton Friedman. "Pero esta actuación es insuficiente, si no va acompañada de una política presupuestaria, como ha demostrado Margaret Thatcher, que en 1981 ha debido retocar su planteamiento".

El tercer tipo de respuesta se circunscribe a la Francia socialista, pero "Los hechos son más tozudos que todas las teorías", concluyó Raymond Barre de este examen comparado, "por ello vemos cómo Reagan hace una cierta política keynesiana de déficit y Francia se ve obligada a realizar una política capitalista de deflación".

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