Gestiones para garantizar la supervivencia de 'El Món'
Una operación para garantizar la supervivencia del único semanario de información general en lengua catalana, El Món, ha sido pactada entre la actual propiedad de la revista y representantes de un amplio abanico de la izquierda catalana, que entrarán en el nuevo consejo de administración.En los próximos días aparecerá un manifiesto dirigido a la opinión pública de personalidades del mundo social, intelectual y político vinculado a la izquierda reclamando el apoyo ciudadano a la revista, cuyo objetivo inmediato es obtener 4.000 nuevas suscripciones y realizar una ampliación de capital que comportará un cambio en el consejo de administración de la empresa editora. Dicha ampliación será inversamente proporcional al éxito de la campaña de suscripciones. Por una u otra vía se pretende reunir unos 25 millones de pesetas. El resto, se confía cubrirlo a través de la subvención institucional a la prensa escrita en ,catalán y de una mayor cartera publicitaria.
Está prevista también la sustitución del actual director, Enric Bastardes, que abandona voluntariamente la publicación. El Món, que ayer puso a la venta el número 117, arrastra un déficit de 30 millones de pesetas anuales. Sus ventas se sitúan por debajo de los 10.000 ejemplares semanales.
En la noche del miércoles celebraron una reunión el presidente del consejo de administración de la empresa editora, Antoni Alvareda, el gerente, Ángel Jiménez, y el director de la publicación, Bastardes, con varios representantes de la izquierda catalana, el filósofo Pep Subirós y los periodistas Jaume Guillamet, Xavier Roig y Joan Anton Benach.
De la reunión surgieron cuatro acuerdos: acudir a una ampliación del capital, lanzar una campaña de suscripcion.es a la publicación, promover un manifiesto dirigido a la opinión pública y crear una comisión de seguimiento para ejecutar los acuerdos anteriores.
El Món reapareció en abril de 1983 después de 11 semanas de suspensión a causa de sus dificultades económicas, lo cual desató una polémica al ser acusado el Gobierno Pujol, por una parte de la intelectualidad catalana, de no ayudar a la prensa en catalán que era crítica con su gestión.
La revista reapareció con la garantía de recibir subvenciones de la Generalitat, del Ayuntamiento y de la Diputación de Barcelona, de la Corporación Metropolitana y de algunas entidades de ahorro. Durante la pasada campaña electoral, Convergència i Unió le retiró a la revista la publicidad previamente concertada.
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