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Marat Gramov, presidente del comité soviético, confirma que la decisión de no acudir a los Juegos es irrevocable

Pilar Bonet

La decisión soviética de no participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles es "irrevocable", según manifestó ayer en una tumultuosa conferencia de prensa el jefe del Comité Olímpico soviético, Marat Gramov. Mientras tanto, Yugoslavia ha anunciado su participación en Los Ángeles.

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Gramov señaló también que los países socialistas europeos no tienen intención de organizar unos juegos olímpicos alternativos, negó que la medida soviética pueda calificarse como un boicoteo y prometió la participación de su país en la reunión de urgencia que celebrará el Comité Olímpico Internacional (COI) el próximo día 18 en Lausana.El alto funcionario soviético dejó bien claro que ni un cambio en la postura de la Administración norteamericana, ni la reunión de urgencia del COI -cuyo orden del día dijo desconocer-, ni un intento mediador de esta institución podrían hacer reconsiderar la postura soviética. Ésta se basa en la total negación de credibilidad a cualquier cosa que pueda decir o hacer en el futuro la Administración del presidente Reagan.

Moscú analizó la situación creada en torno a los Juegos Olímpicos "con todo detalle" y tomó su decisión "cuando quedó suficientemente claro" que EE UU estaba "poniendo sus ambiciones políticas por encima del movimiento olímpico", señaló Gramov. El punto de inflexión definitivo en la postura soviética se sitúa, según su testimonio en el pasado 27 de abril, cuando un portavoz del Departamento de Estado estadounidense leyó a un miembro de la Embajada soviética una declaración dirigida al Comité Olímpico de la URSS donde se negaban las violaciones de la Carta Olímpica por parte de EE UU y se acusaba a la URSS.

A partir de ese momento se llegó a la conclusión de que "cualquier esfuerzo adicional por nuestra parte sería inútil", dijo el representante olímpico soviético, quien reiteró las acusaciones contra la Administración del presidente Reagan. A saber, la falta de garantías para la seguridad de los deportistas soviéticos y la connivencia de la Administración estadounidense en una campaña antisoviética y antisocialista en auge. Gramov imputó a las autoridades norteamericanas la participación en planes para obligar a los atletas soviéticos a pasarse la Occidente utilizando para ello "sustancias psicotrópicas" e incluso el secuestro.

Un complicada situación

La "complicada situación" creada hubiera, según Gramov afectado negativamente el rendimiento de los atletas soviéticos, que en lo que va de año se han llevado el 65% de las medallas de oro repartidas en campeonatos mundiales.

La actitud de EE UU respecto a la participación soviética en los Juegos Olímpicos se inscribe, en opinión del representante soviético, en un contexto global de política antisoviética practicada por Reagan. Los acontecimientos posteriores al 8 de mayo "sólo confirman lo correcto de nuestra decisión", dijo.

La ausencia de los atletas de la URSS en Los Ángeles no es un boicoteo, señaló, ya que "cada comité olímpico tiene derecho a decidir si va o no a los Juegos" (en este caso, el plazo de decisión iba hasta el 2 de junio). El jefe del Comité Olímpico soviético comparó el boicoteo norteamericano de los Juegos de Moscu en 1980 y la actual determinación soviética, excluyendo que ésta tuviera un "motivo de revancha".

El boicoteo de Carter, dijo Gramov, incluía la petición de trasladar los Juegos a otro sitio o suspenderlos, sanciones y presiones políticas. La URSS "no pide a nadie que se niegue a participar", subrayó Gramov. Hasta ayer, siete países aliados de la URSS se habían sumado a la postura soviética, aunque, sus respectivos comités olímpicos nacionales no habían sido informados previamente de la misma, sino con posterioridad. No obstante, Gramov señaló que no le constaba la existencia de quejas en ese sentido y rechazó cualquier tipo de juegos alternativos o competiciones similares.

Maragall y el boicoteo

El tema del boicoteo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles también fue tratado en la reunión que el consejo rector de la candidatura de Barcelona a los Juegos de 1992 celebró ayer. Maragall comentó que "todos hemos coincidido en que, pese a todo, los Juegos Olímpicos no morirán, aunque hay quien es muy pesimista respecto al tema".

Al preguntársele si temía la idea de que Grecia se convierta en sede permanente de los Juegos Olímpicos, Maragall respondió con gran simpatía: "Sería muy bueno que los Juegos volvieran al Mediterráneo". En serio, comentó que la sede permanente es una idea de Konstantin Karamanlis, que proyecta crear una especie de Distrito Federal Olímpico, Maragall cerró el tema asegurando que la Oficina Olímpica no variaría su programa de promoción en Los Ángeles, "ya que es la última gran cita antes de la elección de la sede de 1992".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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