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Arnulfo Arias: "Las elecciones en Panamá han constituido un auténtico golpe de Estado"

Antonio Caño

ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIALCasi entre penumbras, con una luz tenue que apenas permite distinguir los rasgos de Arnulfo Arias Madrid, en el sótano de su casa, que fue construida hace medio siglo en las afueras de la capital de Panamá, el tres veces presidente de la República, que cuenta 82 años de edad, declara a medios de información españoles que "las elecciones (celebradas el pasado domingo) han constituido un auténtico golpe de Estado".

El candidato a la Presidencia de la Alianza Democrática de Oposición, Arnulfo Arias, ha pasado tres veces por el quirófano para ser operado del corazón, se mueve con dificultad y su visión está, reducida al 40%. Tiene fama de hombre muy orgulloso y autoritario, y se resiste a ser ayudado por sus colaboradores para encontrar el sillón en el que recibe a todas las visitas.Aunque su partido ha denunciado un fraude en las elecciones y ha advertido del peligro de enfrentamientos, Arnulfo Arias, paradójicamente, aparenta en esta conversación ser el hombre menos preocupado por la situación panameña. "Yo no estoy haciendo absolutamente nada para que el pueblo defienda mi triunfo. Yo ya he sido presidente".

Arnulfo Arias no parece sorprendido por el caos organizado en el recuento de los votos (cuyo resultado final sólo podrá ser anunciado por el tribunal electoral). "Esto era previsible por el mero hecho de la historia de los individuos que manejan este país. Cuando uno roba, cuando uno mata y tiene posibilidades de arrasar, es difícil que permita que un adversario gane unas elecciones".

La mitad de la conversación con Arnulfo Arias es indescifrable. En parte, porque su hilo de voz se ha ido apagando con los años. Y en parte, también, porque siempre ha tenido una especial manera de contar las cosas, por medio de parábolas que nadie ha entendido, pero a las que algunos atribuyen, sin embargo, la razón, de la enorme atracción que despierta entre la población más humilde de Panamá. Él cree que esa atracción se debe a que "yo creo en Dios y el pueblo sabe que yo lo quiero".

Fijación anticomunista

No le preocupa su edad. "Para eso me he rodeado de gente que tiene 25 años, y además más mueren pollos que gallos". Reconoce que con los años ha perdido parte de su nacionalismo y se ha hecho más amigo de Washington. "Efectivamente, tengo que serlo, porque viene la guerra mundial de Moscú y La Habana".

Tiene una fijación anticomunista. "La tendencia es que este país, se convierta en otro El Salvador, porque Rusia, los soviet y La Habana están tratando de hacer eso. Nosotros tenemos aquí a 2.000 o 3.000 cubanos comunistas. Cualquier Gobierno que venga en Panamá no sólo va a tener dificultades internas, sino externas. Tenemos el problema de los comunistas en Nicaragua, en Guatemala y en El Salvador, y se están acercando a los ticos (costarricenses). Hay apenas 900 o 1.000 millas de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua al canal. Los soviéticos están buscando el canal y el petróleo de Venezuela".

Arias cree que los norteamericanos han actuado "muy suaves" en Centroamérica. "Yo les he dicho a sus senadores y representantes que no van a conseguir nada por medios políticos y económicos. Primero, porque ellos no conocen a los centroamericanos, y segundo, porque los centroamericanos no están solos; tienen a los soviéticos,y tienen a Cuba", Considera que Franco fue .un hombre excelente porque contuvo al comunismo".

No le preocupa el clima de tensión ni el riesgo de violencia que vive Panamá, ni piensa dedicarse a hacer convocatorias en busca de apoyo. "Mire, cuando un niño es chico, juega a cometa o con los trompos. Lo mismo he hecho yo. Yo he hecho esas cosas y tomo esto con mucha serenidad y espero que se determinen las cosas de acuerdo con sus principios. Yo no quiero sangre. A mí me choca la sangre. Mi actitud es esperar que el pueblo decida".

Habla con absoluto desprecio del general Omar Torrijos, que le derrocó de la Presidencia, en 1968, mediante un golpe de Estado. Antes, Arias había sido botado por los militares en 1941 y 1952. "Es posible que Torrijos hubiese ganado estas elecciones, porque está ganando otro que es inferior a él, pero Torrijos era más estúpido porque se entregó por completo a los soviets y a La Habana".

Tampoco le gustan los tratados sobre el canal que Torrijos firmó con el ex presidente norteamericano James Cartes. "Siempre he estado contra los tratados, porque Torrijos era un dictador, y no creemos que individuos como ése puedan hacer tratados con ninguna nación. Además, las cláusulas de esos tratados están claras; el día que a los americanos les de la gana, dicen que esto está en peligro, y se meten con sus tanques. "Sobre la situación en Nicaragua dice que "los sandinistas ni me gustan, ni no me gustan, pero queremos que no se mueran".

No conoce al presidente del Gobierno español, Felipe González, pero cree que "al pueblo nuestro no le gusta, porque venía aquí a buscar dinero, dicen". El grupo de Contadora le parece "un organismo académico muy simpático".

Arnulfo Arias desmiente que haya tenido nunca "ningún tipo de relación con el nacionalsocialismo". "Tampoco he tenido ningún cargo diplomático en Alemania".

Se le acusa también de haber permitido el paso de la flota alemana por el canal, en 1941, cuando era presidente. "¿Qué autoridad tengo yo para hacer eso cuando Estados Unidos maneja esa cosa?".

Sólo habla extensamente cuando reflexiona en voz alta. «Antes, el mundo estaba clasificado en edades. A los siete años pierde sus dientes de leche; a los 14 años usted tiene la líbido desarrollada bastante fuerte, y a los 21 empieza a pensar". Arias se queda en silencio mirando un cuadro de autor peruano, durante unos larguísimos segundos. Sus colaboradores le miran atentamente.

Pregunta. ¿Y luego, doctor, qué pasa luego?

Respuesta. Cuando uno llega a los 50 años empieza a pensar en la muerte y uno empieza a meditar qué va a pasar, se le desarrolla a uno la intuición.

P. ¿Y qué intuición tiene usted ahora?

R. Veo cerca la guerra a nivel mundial. Este período va a terminar, como otros, pero nunca del todo. Ha habido otras civilizaciones, lo que pasa es que nosotros no lo sabemos.

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