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Jordania reconoce que jamás ha negociado en serio con Arafat

El rey Hussein de Jordania y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, "no han empezado aún a discutir seriamente", según reveló el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Taher Masri, de 44 años de edad. El alto diplomático reconoció también la persistencia en las conversaciones preliminares de dos graves puntos de divergencia entre el monarca hachemita y el máximo dirigente palestino: el rechazo por la OLP de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU y la fórmula que permita al soberano negociar en nombre de la resistencia palestina.

Tras su evacuación de la ciudad sitiada de Trípoli, Arafat reanudó en febrero el diálogo roto hace un año con Hussein, y desde entonces viajó cuatro veces a Amman para mantener con el monarca jordano, según sus propias palabras, "conversaciones fructíferas" tendentes a llegar a un acuerdo que les permita acudir con una plataforma conjunta a una negociación de paz. En más de una ocasión el líder palestino ha asegurado incluso que él y su interlocutor se habían puesto ya de acuerdo sobre una fórmula negociadora.Pero tan sólo 24 horas después de que finalizase la última estancia de Arafat en la capital jordana, el jefe de la diplomacia jordana dejó muy claro ante un reducido grupo de periodistas, entre los que figuraba este enviado especial, que, a pesar del optimismo oficial, "entre nosotros y la OLP no hemos aún empezado las conversaciones serias y sólo estamos, por ahora despejando el camino que abrirá paso a discusiones ulteriores". "Arafat", añadió Masri, que también es de origen palestino, "tiene primero que solucionar un cierto número de cosas en el seno de su organización, y pensamos que para llevar a cabo esa tarea debemos darle el tiempo necesario".

Entre los problemas que Abu Amar -nombre de guerra de Arafat- tiene que resolver, Masri destacó el control que Siria intenta ejercer sobre la resistencia palestina. Aunque no estimó que "la lucha por el poder en Damasco le vaya a facilitar la labor", añadió, "creo que conseguirá librarse del dominio extranjero, y nosotros le estamos ayudando". El titular jordano de la cartera de Exteriores denunció a renglón seguido "las advertencias sirias para impedirnos decir lo que queremos decir" en el escenario del Oriente Próximo, que se concretan mediante "la colocación de algunas bombas y alguna que otra infiltración" en el reino de Jordania.

La primera divergencia básica que Masri reconoció entre la OLP y las autoridades jordanas de cara a la apertura de eventuales conversaciones de paz árabe-israelíes, después de las elecciones en Israel y EE UU, consiste, según sus propias palabras, en "cómo negociar", es decir, en qué medida el rey Hussein podrá hablar en nombre de la OLP, con la que el Estado israelí se niega a entablar el diálogo. El monarca se esfuerza por obtener un mandato -que Arafat se resiste a darle- con el que pueda representar a los palestinos en la mesa negociadora.

Tras recordar que los puntos de discrepancia jordano-palestina "son un tema muy delicado sobre el que no puedo dar detalles", Masri acabó confesando que ambas partes están también en desacuerdo a propósito de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU. Mientras el soberano hachemita preconiza que este texto sea el futuro eje de cualquier negociación con Israel, "los palestinos siguen sin aceptarlo", precisó Masri.

Aunque la resolución 242, aprobada poco después de la guerra de los seis días de 1967, pide la retirada israelí de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, Arafat la rechaza porque se refiere a la cuestión palestina en términos de "refugiados" e ignora su existencia como pueblo con derechos nacionales.

Las declaraciones desbordantes de optimismo de Arafat sobre la buena marcha de sus conversaciones con el soberano hachemita no molestan a los responsables jordanos, que si le reprochan en cambio, según una fuente oficiosa, "la vaguedad e imprecisión de su agenda de trabajo cuando se presenta en Amman y que impiden la realización de progresos hacia un acuerdo". A falta de consenso en la OLP, según la fuente, "Arafat no se atreve a profundizar la discusión".

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