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Reportaje:

Cuidado con los 'asesores'

El ahorrador español está acostumbrado a consultar casi todas sus dudas inversoras con el director de la sucursal del banco con el que trabaja habitualmente. No es de extrañar, por consiguiente, que las imposiciones a plazo proliferen como los hongos, incluso cuando la inflación ha estado castigando a los ahorradores con látigo de dos dígitos.Pero no es fácil conseguir liquidar una imposición para recolocar el dinero en otra inversión más rentable y quizá más segura. El potencial inversor se encontrará con múltiples dificultades para lograrlo y, si su fuerza de persistencia se lo permite, finalmente se puede encontrar en las manos, en el mejor de los casos, con unos bonos de tesorería de la propia entidad y que nada tienen que ver con sus pretensiones iniciales.

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No es un caso único el inversor que, después de superar todos estos escollos, se encuentra con que, si su objetivo era recolocar sus ahorros en pagarés del Tesoro, descubra que su banco se los ofrece a un 11%-12%, mientras que en el mercado secundario (en la bolsa) ese mismo día se ofrecen a un 15%. Los inversores particulares pueden acudir directamente a las subastas del banco de España para adquirir pagarés del Tesoro. Pero no es recomendable, ya que resulta incómodo. Es preferible adquirir los pagarés a través de las entidades delegadas del Tesoro (bancos, cajas, sociedades mediadoras del mercado del dinero, bolsa, etcétera).

El seguimiento

Invertir es fácil, pero seguir la inversión efectuada no lo es tanto. Claro que existen valores de renta fija que son cómodos de llevar, puesto que están al margen de cualquier sorpresa. Pero todos los expertos señalan que una cartera inversora debe estar lo suficientemente diversificada para que no haya sustos en caso de que algo salga mal. Eso complica el seguimiento. Y por eso han nacido las sociedades de gestión de patrimonios, en las que el inversor recibe -a cambio de una comisión- el consejo de expertos financieros sobre la toma de tales o cuales títulos.Otra posibilidad, con mayor riesgo, es entrar en un fondo de inversiones, aunque las experiencias registradas en España no son muy positivas. En todo caso, este tipo de sociedades, si están ligadas a grupos bancarios o dirigidas por profesionales de alta cualificación, pueden resultar totalmente solventes y conseguir unos buenos rendimientos de cartera.

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