Las eléctricas fueron las grandes protagonistas de la semana

Las eléctricas tuvieron prendida la atención de los inversores bursátiles durante toda la pasada semana.Después de la publicación del decreto sobre nuevas tarifas, publicado, un poco para sorpresa de los no iniciados en la peculiar liturgia de este sector, el miércoles de Semana Santa, y en el que bajo su título prácticamente indiferente se planteaban las bases para la nueva definición de las relaciones entre el Estado y estas compañías y, lo que era más importante, para los inversores a corto plazo, se establecía una limitación a la capacidad de estas empresas para repartir beneficios en tanto no hayan solucionado sus problemas financieros.

Aparentemente se establecía, en la citada norma, una limitación genérica a los dividendos del sector. Éstos no podrían superar el 8% del valor nominal de los títulos si las compañías quieren percibir íntegro el importe de los incrementos en las tarifas del sector.

Las dos magnitudes que se barajaban eran las de inversiones netas realizadas en el ejercicio y el endeudamiento que hubieran asumido las compañías durante el mismo período. El saldo, en caso de resultar favorable al endeudamiento, es decir, que hubieran tomado préstamos y créditos en una cuantía superior al importe de las inversiones materiales realizadas, imposibilitaría -siempre en caso de que quisieran percibir el importe íntegro de las subidas tarifarias- el reparto de dividendos en porcentaje superior al 8%.

Pero quedaban por definir los aspectos concretos de esta norma, y de donde podría desprenderse con certeza cuáles serían las sociedades que, como consecuencia del decreto de 18 de abril, verían limitada su capacidad de repartir beneficios.

Durante toda la semana se mantuvo la incertidumbre, y tras unas primeras reuniones en las que se corregía fuertemente a la baja el precio de estas acciones, se llegó a una situación de calma, en la que análisis más detallados de la situación planteada llevaban a una buena parte de los especialistas a reconocer una amplia serie de aspectos positivos para el sector, con lo que los valores eléctricos comenzaron a recobrar su pulso y terminaban cerrando la semana en plena racha alcista, con un auténtico derroche de energías, que contrastaba con las penurias de días anteriores, cuando incluso se apuntaba la posibilidad de que medios próximos a las propias compañías hubieran apoyado sus cotizaciones.

El punto negro lo constituyó el cierre de la ampliación de Hidrola, cuyos derechos de suscripción se pagaron a 1,50 pesetas en el mercado madrileño, sin que, a pesar de lo corto del precio, los inversores se manifestasen excesivamente motivados.