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Prestan declaración cuatro funcionarios y un preso 'de confianza' sobre la evasión en la cárcel de Alcalá-Meco

Cuatro funcionarios, entre ellos el jefe de servicios, y un preso de los denominados 'de confianza' prestaron ayer declaración ante el instructor Máximo Herrero, ex director de la cárcel Modelo de Barcelona, sobre la evasión, el pasado viernes, de tres peligrosos reclusos de la prisión Madrid-2 (Alcalá Meco), a raíz de la cual fueron destituidos su director, Carlos Parada, y dos de sus principales colaboradores en el equipo de mando. En medios penitenciarios oficiales existe la impresión de que hubo negligencia en la fuga, aunque los funcionarios estiman que la culpabilidad estuvo en la dirección del centro, que tenía abandonada la sala de control.

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La nueva dirección, cuyo titular Juan Manuel Ruiz, tomó posesión ayer, ha dado una serie de órdenes tendentes a normalizar el funcionamiento del centro, calificado de "desastroso" por sectores sindicales. Así, se han ordenado cacheos en los sótanos y en las celdas, y el cierre permanente de todas las cancelas, algunas de las cuales permanecían abiertas en horas diurnas.Tanto los funcionarios llamados a declarar como el resto de la plantilla han puesto de manfiesto a los nuevos responsables del centro que durante el mandato de Parada la canalización de los sensores volumétricos de los que dependen las alarmas nunca han estado controlados por funcionarios, medida que se considera fundamental para la seguridad interna del centro.

En este sentido, explicaron que si hubiera habido un funcionario en la sala de control, al poseer ésta una grabadora donde se registran las anomalías que detectan los sistemas de alarmas, se hubiera podido evitar la fuga, ya que los circuitos de televisión y los sensores, entre ellos los de rayos infrarrojos situados en los sótanos, controlan las principales instalaciones del establecimiento, entre ellas los pasillos y los patios interiores de los ocho módulos. Sin embargo, los rayos infrarrojos del sótano estaban averiados.

Estos funcionarios, con motivo de un intento de fuga de presos de ETA detectada en octubre de 1983 y muy similar a la reciente evasión, exigieron que se situara a un funcionario en el control, pero, al parecer, no se determinó la continuidad de este servicio, por lo que la sala permanecía abandonada.

Facilidad de movimientos

Otro de los aspectos de que se quejan los funcionarios es la libertad de movimiento que tienen los llamados "presos de confianza", penados a los que la dirección del centro les concede ciertos privilegios a cambio de sus servicios. Existe la impresión entre la plantilla de que los tres fugados tenían conocimiento de las anomalías que padecía el centro a través de informaciones que les suministraban presos de losllamados "de confianza", ya que internamente suelen tener acceso a numerosas dependencias.

Los "presos de confianza", entre los que se encuentra un delincuente peligroso apodado el Coronel, sobre el que pesan supuestas acusaciones de haber controlado la mafia de la droga en Carabanchel, tienen acceso a los módulos de la cocina, situados en el exterior del recinto carcelario. Se da la circunstancia de que la cocina se construyó para ser explotada por una empresa externa, pero la falta de presupuesto lo impidió, por lo que la controlan los propios presos, que se tienen que desplazar fuera de sus módulos.

Estos presos se encargán del reparto de periódicos por los módulos, realizan trabajos en la cocina, limpian los pasillos y atienden la enfermería, por lo que mantienen numerosos contactos al día, se mueven por bastantes dependencias y, en consecuencia, suelen obtener una gran información. Generalmente, para estos servicios la dirección se nutre de presos primanios, pero, sin embargo, en Alcalá-Meco han obtenido esta categoría algunos catalogados de peligrosos como es el caso del llamado el Coronel.

En cuanto a una posible acusación de negligencia, según se comenta en medios oficiales, un portavoz de Convergencia Sindical de Instituciones Penitenciarias (CSIP), sindicato mayoritario, manifestó ayer que 20 días antes de la fuga se efectuó un cacheo a los reclusos que lo protagonizaron a petición propia de un funcionario, ya que la dirección del centro no dio nunca instrucciones en este sentido.

En el cacheo fueron encontrados moldes para la preparación de armas simuladas y vestimenta similar al uniforme que utilizan los funcionarios, por lo que se elevó parte por escrito, sin que se adoptaran medidas preventivas. Asimismo, hace aproximadamente dos meses, siempre según la versión de este portavoz, le fue hallado a uno de estos reclusos un uniforme completo de funcionario, de lo cual también se elaboró el respectivo parte.

Este periódico se puso ayer en contacto con la Inspección General de Instituciones Penitenciarias para recabar una opinión sobre estas denuncias y las ya formuladas hace ocho meses por cuatro funcionarios mediante escrito. Un alto responsable de la inspección manifestó que se "trataban de generalidades".

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