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La CEE puede asistir a una guerra presupuestaria continua

Xavier Vidal-Folch

El riesgo de entablar una "guerra presupuestaria permanente" en torno a las finanzas de las Comunidades Europeas, fue destacado ayer como problema fundamental de la Europa comunitaria por el catedrático de Derecho Europeo y rector de la Universidad de Toulouse, Guy Isaac, en la primera sesión del coloquio sobre la financiación de las Comunidades Europeas que se inició ayer en Calella, organizado por el Patronato Catalán Pro-Europa y la Universidad Autónoma de Barcelona.

lsaac, uno de los principales expertos europeos en este tema, llegó a dicha conclusión tras pasar revista a las últimas cumbres europeas de jefes de Estado y de Gobierno. Recordó que en las reciente cumbre de Bruselas se llegó al acuerdo de principio de aumentar los recursos propios de la Comunidad, mediante el incremento de su principal capítulo -la base imponible del impuesto sobre el valor añadido- del 1% al 1,4% con fecha 1 de enero de 1986 y a un acuerdo más genérico, que supondría para 1988 un aumento de hasta el 1,6% sobre dicha base imponible. Estos acuerdos, subrayó Isaac, suponen que la Comunidad "debe acudir cada dos años a obtener la ratificación de los parlamentos de los estados miembros, lo que crea una situación de inseguridad y posiblita el mercadeo permanente".

El ejemplo británico

Para el rector de Toulouse, ello es grave, porque entraña el riesgo añadido de que "no solo los británicos como ya lo han hecho, sino también otros países miembros, se crean asistidos de presuntas razones y planteen sus respectivos agravios", lo que redundaría en la parálisis de las finanzas comunitarias.

El inicio de esta parálisis, que precisamente se intenta resolver mediante el aumento controlado de los ingresos propios, ha empezado ya a atenazar a la Europa comunitaria. Los recursos de la CEE se agotan. El déficit previsto para este ejercicio -estimado en 2.700 millones de ecus, equivalentes a unos 350.000 millones de pesetas- apuntan hacia una situación de quiebra, "en el doble sentido económico y de fracaso", según Isaac. La última propuesta de la comisión consiste en financiar dicho déficit mediante el recurso a la contribución directa de los Estados miembros. Y justamente ahí radica el problema, puesto que el sistema adoptado en 1970 para financiar el presupuesto comunitario acababa con el viejo método de recurrir a las contribuciones directas de cada Estado miembro y establecía el sistema de los recursos propios -derechos agrícolas y aduaneros, porcentaje sobre el IVA- que implicaba un importante paso en la dinámica supranacional de la CEE.

Ahora, en la medida en que la comisión se ve obligada a recurrir de nuevo a las aportaciones individuales de los Estados, esta vez para cubrir el déficit, se da un paso atrás, definido por Guy lsaac como el "retorno de la Comunidad a ser tutelada por los Estados miembros".

Este paso atrás en el aspecto financiero revela también un cierto retroceso en la dinámica supranacional y en los diseños de futuro que desde cada uno de los diez se hacen para la Comunidad Económica Europea: "Las posiciones de los Estados miembros son tan divergentes en cuanto a las perspectivas de la Comunidad que lo que en forma realista se puede esperar es un acuerdo mediocre, que no paralice pero que tampoco relance a la Europa comunitaria", indicó lsaac, "en un momento de crisis económica y que la única posibilidad de reactivación es un relanzamiento en común".

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