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Reportaje:

El parvulario del 'fut' centroamericano

La revolución ha llegado al fútbol nicaragüense, que tiene a sus máximas estrellas más atentas a las armas que al balón

El partido comienza huyendo de la polvareda y buscando el encontronazo. Se juega con la táctica del 1-8-1 en ambos equipos. Sin embargo, no resultan aburridos estos primeros momentos; al contrario, escandalosamente divertidos.Al dar comienzo el encuentro no habían sonado los himnos de ninguno de los dos países. Las gradas aguardaban vacías a la gente que estaba viendo los últimos minutos del partido de béisbol en el campo de al lado. Hasta que no estuvo completo el público, el árbitro no apretó el cronómetro.

El Joaquín Morales, campo de fútbol de la Universidad Centroamericana de Managua, es un terreno, casi baldío, de pasto en lugar de césped y atormentado por las calvas. Tres semanas ha estado entrenando en él la preselección de Nicaragua para lucir su camiseta blanca y pantalón azul frente al rojo bermellón sellado por la casa Lee del Sagrada Familia de Costa Rica.

El resultado de los preparativos es realmente consecuente: los jugadores de Nicaragua buscan la pelota como si fuera la única que hay en todo el país y no parecen dispuestos a soltarla, ni siquiera marcando goles. "Sólo llevábamos preparándonos tres semanas", había dicho Jan Jullop, un entrenador checoslovaco que será el encargado de dirigir la selección nicaragüense durante los próximos dos años. "Durante ese tiempo sólo teníamos tres pelotas. Para el futuro queremos que cada jugador pueda entrenar con su propia pelota. Eso sería muy hermoso".

Ya vienen los goles

El barullo en el medio del campo impide a Costa Rica desplegar su famoso contraataque. La jugada, que no adquiere posibilidades de, gol al llegar al medio campo, la interrumpen y vuelven a iniciarla desde su área. El público se muestra entusiasta ante los chupinazos que devuelven el balón al guardameta costarricense, quizá porque son los únicos golpes que le recuerdan al béisbol, deporte nacional.

Transcurren los primeros 20 minutos de juego y ambos equipos parecen haber consumado su sondeo mutuo. Se toman posiciones. Nicaragua inicia unos marcajes relámpago. El centro del campo queda como un agujero, vacío de gente, porque Costa Rica cambia el juego hacia las bandas. Misteriosamente se crea la técnica: el Sagrada Familia se despliega en un 4-3-3 y la preselección de Nicaragua responde con un moderno, casi injertado, 4-4-2. El primer contraataque de Costa Rica es gol.

Caramelo le llaman al guardameta nicaragüense desde que combatía contra la dictadura de Somoza en Chinandega. Caramelo, el más viejo del equipo, ahora se clava de, rodillas en la zona sin hierba de la portería. Los niños que le rodean le invitan a helado.

El saque del medio del campo se convierte en un rebote que aprovechan los ticos, que es como llaman a los costarricenses, para hacer un pase diagonal hacia la banda izquierda, en la que sólo hay un defensa nica, y de un dulce toque de empeine encajar un nuevo gol a Caramelo. Es el minuto 28. Cuarenta y cinco grados a la sombra. Cuatro mil personas en las gradas. Entre los gritos de la multitud se escuchan las voces del que vende coca-cola diciendo al árbitro que pite el final de la primera parte, porque se le derriten los hielos.

"El problema del fut en Nicaragua", comenta Jullop en el descanso, "es que los equipos no tienen preparación programada. Aquí hay que comenzar desde el principio en todo, en la fuerza, en la táctica, en la técnica, como se comienza en párvulos cuando los muchachos empiezan a estudiar".

A su lado, Héctor Medina, un sociólogo que ocupa sus ratos libres en ser cronista deportivo, y los ratos de ocio, en entrenar al Chinandega, de Tercera División, comenta algunos problemas del fútbol nicaragüense. "Aquí se dice futbol, acentuado en la o; y si no, simplemente fut, igual que el béisbol se llama simplemente beis. El problema principal es que algunas figuras se encuentran combatiendo en la montaña, defendiendo Nicaragua, o en los batallones de reserva. Los que pueden jugar tienen que entrenar después de las horas de trabajo, porque en el fut nica no se cobra, es amateur. Eso hace que tengamos que ir a hablar con los patrones para pedirles permiso para que los chavalos puedan entrenar. A veces quieren y a veces no quieren. Y por último, que desde los años setenta se juega con el 4-2-4, lo cual hace que el equipo que juega la media cancha es el equipo que gana el partido. La rotación, tipo Brasil o Argentina, no existe".

Hacia una selección centroamericana

Leroy Lewis, el técnico de color que dirige el Sagrada Familia, deja un momento de dar gritos a sus muchachos para que no beban más ron, y comenta que "si todos los países centroamericanos se unieran en una sola selección, habría que ver qué le pasaría a Brasil y a los demás equipos". Para él, el fútbol nicaragüense es toda una lección: "Parece que Nicaragua ha dado un gran paso con la incorporación de Jullop, el checo. En Costa Rica no se ha trabajado como se debiera en este sentido, de incorporar entrenadores extranjeros que modifiquen el fut tico".

Para Lewis, la situación política y militar de Nicaragua no tiene nada que ver con el fútbol: "Yo creo que el deporte es una rama distinta de la política. Nada tiene que ver que Nicaragua esté acosada en las fronteras para que no pueda hacer un buen fútbol. El fútbol es paz en los corazones de todo deportista".

En efecto, el partido es un partido que desborda amistad. Ticos y nicas han bajado de las gradas a felicitar a unos y otros jugadores. En el centro del campo, el árbitro consume sus pulmones tocando para que los equipos acudan al terreno de juego, pero nadie acude. Los entrenadores hacen aspavientos con las manos, insinuando al público que vuelva a sus asientos para que pueda dar comienzo la segunda parte, pero nadie retorna. La policía sandinista, que en Nicaragua actúa bajo el lema de centinelas de la alegría del pueblo, según reza en la fachada del Ministerio del Interior, no se entromete en nada y se limita a decir al vendedor de refrescos que cierre el quiosco. El vendedor obedece y por arte de magia la multitud se dispersa h:4cia las gradas, los jugadores retornan al terreno de juego y los entrenadores ocupan sus respectivos taburetes. Suena el silbato.

El saque corresponde a Nicaragua. Balón cruzado para la banda izquierda, bombeo del lateral, remate de cabeza del delantero centro, que rebasa la barrera defensiva de Costa Rica, empalme del lateral nicaragüense, y fuera.

Recoge la pelota Nicaragua a saque de Costa Rica. En el medio del campo se pasa el balón al primer toque, con maestría brasileña. A los ticos les falta aire. Jullop casi llora de alegría en el banquillo. Se adelanta el defensa central de Nicaragua, regatea a la media tica y, desde fuera del área grande, lanza un trallazo que rebota en el larguero y sale fuera.

Caramelo come pipas y manises en su portería. La delantera de Costa Rica pierde la pelota una vez más cuando intenta rebasar el medio campo, y el líbero de Nicaragua, aprovechando el amago de contraataque de Costa Rica, avanza en solitario hasta el área chica de sus contrarios y encaja el gol. 21 a favor de Costa Rica.

Todos los intentos de Costa Rica de aventajar el marcador resultan infructuosos. Nicaragua se cierra en un 8-1-1 y se conforma con el resultado. El partido finaliza con el resultado de un solo gol de ventaja para Costa Rica. Los jugadores de ambos equipos celebran su respectiva victoria bebiendo guaro, comiendo, nacatamales y estrujando mangos y aguacates. A las siete de la tarde, anocheciendo, se cumplen las predicciones de Tijerino, el hombre del tiempo, y en Managua comienza a hacer un tiempo simplemente soleado.

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