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Asad y Gemayel discutieron en Damasco un Gobierno de unión nacional para Líbano

El presidente sirio, Hafez el Asad, y su homólogo libanés, Amín Gemayel, mantuvieron el jueves, en Damasco, una esperada entrevista de seis horas, dos de ellas a solas, que a conducir a la formación de un Gobierno de unión nacional en Líbano y al establecimiento de un alto el fuego duradero en Beirut y la montaña.

Gemayel, que debía haber regresado a Beirut a media tarde del día citado, permaneció en Damasco, a fin de prolongar su contacto con el líder sirio. Coincidiendo con el inicio de estas conversaciones, cerca de 200 observadores libaneses, en su mayoría oficiales retirados del Ejército y reservistas, se desplegaron a lo largo de los 50 puestos establecidos, sobre un recorrido, de 15 kilómetros, entre el puerto de Beirut, al norte, y las montañas de Aley, en el sureste, para controlar el desarrolló de un alto el fuego, acordado hace más de 10 días, que el Gobierno no ha podido poner en práctica hasta ahora, por dificultades técnicas.Otros 40 observadores franceses tenían que haberse unido a estos controladores libaneses, pero el comandante del destacamento galo informó de que su despliegue no podrá tener, lugar hasta que no reciba los refuerzos que espera. Cada puesto de observación está dotado de un teléfono, que permite informar de cualquier violación del acuerdo a una sala de operaciones, en la que están representados todos los partidos que integran la compleja realidad libanesa.

La segunda fase de este plan de pacificación comenzaba el viernes, con el despliegue de 1.800 gendarmes libaneses sobre la llamada línea verde, que separa a las fuerzas musulmanas drusas y chiitas, en el oeste, del Ejército libanés y de las milicias cristianas, en el este. El miércoles, horas antes de que, los observadores iniciaran, su tarea, disparos de artillería causaron más de 25 muertos en barrios residenciales cristianos, mientras tres bombas hacían explosión en el oeste musulmán.

Lo que ocurra en un futuro inmediato dependerá, fundamental mente, del resultado final de la entrevista Gemayel-Asad, que fuentes libanesas informadas presentaban, en la noche del jueves, con perspectivas optimistas. Según estas mismas fuentes, los dos dirigentes habrían trazado un plan orientado a reducir el peso del confesionalismo en la vida institucional libanesa, a crear una comisión militar que unificaría a las fuerzas armadas y a modelar el compromiso de que las nuevas autoridades de Líbano gestionen ante la ONU y otros organismos internacionales la retirada israelí del sur de su país. No hubo información sobre el alcance de estas eventuales medidas, ni sobre otros detalles concretos, como la dimisión del comandante Ibrahim Tannous, pedida por la izquierda musulmana, o la posible redistribución de poderes entre el presidente cristiano y el primer ministro musulmán, que sería difícilmente aceptable para los cristianos.

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