El ajedrez soviético ,una cuestión de "pureza moral"
Más de 4.200.000 personas están organizadas en los miles de clubes que existen en la URSS
La superioridad de la URSS en el deporte del ajedrez es abrumadora. Tanto a nivel de equipos como individualmente, en lo que queda de siglo, difícilmente otro país podrá acabar con su hegemonía. El campeón mundial, el soviético Anatoly Karpov, mata sus ratos de ocio jugando con los lectores de Izvestia, a la espera de disputar el título a otro soviético. Su rival será posiblemente el joven Gari Kasparov, de 21 años, que actualmente se enfrenta al veterano Vassili Smyslov, de 63 años, en una semifinal de escaso interés por la superioridad del primero. El predominio soviético se debe al cuidado con que su sistema educativo mima al juego de las 64 casillas.
Millones de personas en la URSS tienen puesta su atención en el tablero sobre el cual compiten actualmente en Vi1nius los grandes maestros soviéticos del ajedrez Vassili Smyslov y Gari Kasparov para encontrar un rival al actual campeón del mundo, el también soviético Anatoli Karpov. Cada movimiento del veterano Smyslov (63 años) o del joven Kasparov (21 años) encuentra su eco y su análisis correspondiente en las páginas de los diarios, en las emisiones radiofónicas o televisivas y en los numerosos clubes que pueblan la geografía de este país, donde el ajedrez desempeña un importante papel deportivo y educativo.Un total de 4.200.000 personas, de ellas la mitad niños, están inscritas y organizadas como jugadores de ajedrez en la URSS. Más de medio centenar tiene el título de gran maestro, y unas 700, el de maestro. Las instancias oficiales favorecen y fomentan el juego del ajedrez, ya que las cualidades que se suponen ligadas a este deporte -paciencia, disciplina, capacidad intelectual y espíritu colectivo- se ajustan bien con las que propugna el sistema de valores soviéticos. La "pureza moral" y el "amor y la devoción al modelo socialista" están, por ejemplo, entre los objetivos del Club Central de Ajedrez de Moscú, uno de los más reputados de la URSS.
Desde la infancia, los ciudadanos soviéticos tienen múltiples oportunidades de practicar el ajedrez. Cada año, centenares de miles de niños en edad escolar participan en el torneo Torre Blanca. El deporte del ajedrez forma parte de las actividades escolares complementarias y tiene un lugar reservado en los palacios de los pioneros, entidades culturales y recreativas que centralizan las actividades juveniles. De estos palacios ha surgido la mayoría de los actuales maestros ajedrecísticos soviéticos, que en muchas ocasiones regresan a ellos de adultos para entrenar a los jóvenes aficionados.
El palacio de los pioneros del distrito Baumann, de Moscú, por ejemplo, cuenta con una sección de ajedrez formada por unos 60 niños (de ellos sólo cinco chicas), de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años. En una habitación de paredes forradas de madera, donde cuelgan los retratos de grandes figuras del ajedrez, los niños se entrenan diariamente. Allí, junto a mesas repletas de literatura especializada -en la URSS se publican una decena de revistas de ajedrez, con tiradas de cientos de miles de ejemplares-, no resulta sorprendente ver a pequeños de ocho o nueve años jugando partidas relámpago de cinco minutos con absoluto dominio de la situación.
Personales populares
El responsable del entrenamiento, Víctor Cotte, nos señala con orgullo que muchos de los niños que en su día jugaron en este club son hoy literatos miembros de la sociedad de escritores, científicos con categoría no inferior a profesor o bien jugadores profesionales de ajedrez. Esto último equivale a decir que compaginan sus partidas con otras actividades en el mismo campo deportivo -tales como crítica periodística o entrenamiento- como método de subsistencia.
Este entramado constituye una excelente cantera, que posibilita el surgimiento de jóvenes talentos, entrenados en escuelas deportivas especiales, entre las que destacan las de Viadimir o Yaroslav. Ex campeones mundiales, como Tigran Petrosian, por ejemplo, se dedican al entrenamiento de estas promesas.
Los jugadores de ajedrez más famosos son identificados por la calle, como sucede en otros países con los futbolistas o los artistas de cine. Por su parte, los medios de comunicación soviéticos, generalmente reacios a contar detalles personales sobre los dirigentes políticos, no tienen inconveniente en decir que Sinyslov ha dejado de practicar deportes y considera el canto como su pasión. El campeón del mundo, Anatoli Karpov, a su vez, se relaciona con el público en general a través de una partida que actualmente juega con los lectores del periódico Izvestia.
En total se calcula que 12 millones de soviéticos son aficionados al ajedrez, al margen del nivel profesional. Cuando el tiempo acompaña es frecuente ver a los aficionados jugando en los parques o junto a los estanques y rodeados por una nube de curiosos. La actitud hacia el ajedrez en la URSS ,les mucho más seria que en Occidente", señala un diplomático adicto al juego, cuyos conocimien-
El ajedrez soviético, "una pureza formal"
tos le permiten tener acceso a centros ajedrecísticos que exigen un elevado nivel de preparación de sus miembros."Los jugadores soviéticos", señala, "conocen muy bien la teoría, tienen numerosas técnicas de apertura y han estudiado las partidas de los grandes maestros. Por eso incorporan a su juego un bagaje de conocimientos acumulados que no es frecuente en Occidente". En opinión de este aventajado jugador, no se puede hablar, sin embargo, de un estilo soviético de ajedrez, ya que, "al igual que en otros países, se encuentra gente con un estilo arriesgado y agresivo y otra con un juego reflexivo y más fuerte en estrategia". Kasparov puede representar a la primera categoría, y Karpov, a la segunda.
Tradición histórica
En la URSS existen diferentes escuelas ajedrecísticas. Las de Moscú y Leningrado, en Rusia, cuentan con una sólida tradición histórica. Durante los siglos XVIII y XIX el ajedrez fue uno de los juegos favoritos de la nobleza y la intelectualidad rusa. Pushkin, Tolstoi o Turguenev se cuentan entre los que practicaron el juego. El primer club de ajedrez se inauguró en San Petersburgo, en 1853. Sin embargo, sólo después de la Revolución de 1917, y especialmente a partir de los años veinte, el ajedrez multiplicó de forma masiva el número de aficionados.
Otras escuelas importantes son la georgiana, la armenia, la de Bakú (de donde procede Kasparov) y las de las repúblicas Bálticas y Siberia. En la escuela georgiana tiene especial importancia el ajedrez femenino. La actual campeona del mundo, Maia Chiburnadiztse, y su predecesora, Nona Ganrinbashvili, son ambas georgianas. Expertos ajedrecistas del sexo masculino, que se declaran convencidos de que el ajedrez es, sobre todo, un juego de hombres, no consiguen explicarse este fenómeno, cuyo origen puede estar en las tradiciones locales. En la antigüedad, uno de los objetos más preciados en la dote de las novias georgianas era un juego de ajedrez.
', Pese a que se dedica mucha atención al ajedrez femenino, éste no está al mismo nivel que el masculino. Las jugadoras más fuertes de nuestro país encontrarían rivales difíciles de vencer entre muchos grandes maestros", nos explica Alexei Svetin, gran maestro de ajedrez y comentarista de Pravda sobre el tema durante 10 años. Svetin, que el pasado otoño entrenó durante tres semanas al equipo juvenil de la Federación Catalana, manifiesta que las cualidades más importantes en un ajedrecista son el pensamiento táctico, la fantasía y la agilidad mental.
En opinión de Svetin, está surgiendo actualmente en la URSS una nueva generación de talentos, cuya edad media ronda los 20 años y que llegan pisando fuerte. Entre ellos destacan los moscovitas Andrei Sokolov y Alexandre Vijinanavin, el leningradense Constantin Aseev, el estoniano Jaari Elvest, el armenio Smabt Lpoutian y los ucranianos Igor Novikov y Alexandre Tchernin.
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