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El tímido bostezo de los inversores institucionales

Las bolsas españolas volvieron a registrar unas trayectorias discretamente bajistas durante las reuniones de ayer, consecuencia directa, una vez más, de la mayor presencia de papel en los corros que de tomadores potenciales, aunque se podía apreciar una mayor facilidad para colocar partidas, es decir, para vender acciones encuadradas en paquetes de alguna consideración, lo que en cierta medida quería significar que los inversores institucionales iniciaban un tímido bostezo ante las bajas que se vienen acumulando, y cuyo alcance resulta todavía de bastante difícil evaluación.La práctica totalidad de los valores que se negociaban, al menos los más significados del mercado, si se exceptúa Dragados, registraban evoluciones discretamente negativas, que tenían una especial relevancia en el seno del grupo bancario.

El número de títulos a la venta sin contrapartida tomadora en este sector superaba, sólo en la bolsa madrileña, las 100.000 acciones, bastante desigualmente repartidas, pero que en cualquier caso venían a poner de manifiesto el escaso ánimo colaboracionista de los compradores potenciales. Los recortes, como era lógico, se generalizaron, y al término de las sesiones no podía hablarse con propiedad de un cambio en la decoración, a pesar de que para algunos valores se podían escuchar discretos tanteos de compra.

En cuanto al grupo eléctrico, y aceptado como lógico el recorte que experimentaban la mayor parte de sus valores, la atención seguía centrada sobre la evolución de las acciones y derechos de suscripción de Hidroeléctrica Española. Tanto las unas como los otros evolucionaron a la baja, conscuencia directa de una presión, en este caso bastante explícita, de las órdenes de venta. Según se podía ayer recoger en los comentarios de los representantes de los circuitos privilegiados del mercado, no se auguran grandes posibilidades a esta operación.

Por una parte, se insiste en que ha sido planteada absolutamente fuera de tiempo, y por otra se pone de manifiesto el hecho de que existe una importante oferta latente de acciones en torno al 50%. De ser ciertos estos comentarios, vendrían a representar el que no se pudieran utilizar los precios de las acciones para intentar mejorar la cotización de los derechos de suscripción, mientras que para éstos no parece existir, al menos en principio, un potencial comprador lo suficientemente importante como para repetir la gloriosa aventura del año pasado.

Volviendo sobre el caso concreto de los cupones de Hidrola, hay que señalar que en torno a las dos pesetas existe, o al menos eso se asegura, un colchón comprador de cierta consideración. Por encima de este precio absolutamente nadie parece dispuesto a arriesgarse tomando estos derechos, por lo que sus precios, tanto del martes como de ayer, parecen responder más a una sublimación del posibilismo bursátil, al que tan acostumbrados están los asistentes a las reuniones, que a los planteamientos reales y en base a las posiciones del mercado.

Para las reuniones de esta mañana, los mejor intencionados apuntan la posibilidad de que se genere un cierto período de interrupción a los procesos vendedores, con lo que de alguna forma podría, aunque no fuera más que discretamente, invertirse el signo de los índices de las reuniones.

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