España e Israel

Felipe González dijo en Arabia Saudí: "El intercambio de embajadores con Israel se producirá cuando convenga a los intereses de España y cuando sirva para el proceso pacificador de Oriente Próximo" (véase EL PAÍS del 5 de marzo, página 11). En la primera página del mismo número hay una foto del presidente del Gobierno español en una entrevista con Yasir Arafat, jefe de la OLP.Fuera de las naciones árabes, España es el único país que no reconoce al Estado de Israel; incluso uno de los países árabes, Egipto, lo reconoce. Israel ha existido ya hace 37 años, y únicamente sus enemigos más implacables -y España- se niegan a reconocer esa existencia.

El propósito declarado de la gira del presidente del Gobierno español a Oriente Próximo fue el de buscar una solución a la crisis del área. No puede ayudar a encontrar solución el hablar con una parte y no con la otra. No puede ayudar el consultar con el jefe de una organización tan terrorista como ETA lo es en España, y en una ciudad -Amman- a la vuelta de la esquina de Jerusalén, la cpaital israelí, sin extender la misma cortesía a cualquier oficial del Estado judío. Tampoco ayuda declarar que se instituirán relaciones normales entre España e Israel sólo bajo ciertas condiciones que persisten en ser nebulosas; no se trata de un acuerdo especial, de un tratado de provecho mutuo, sino del simple reconocimiento, el cual no debería usarse para torcerle el brazo al país reconocido.

España no es el único país que se halla presionado por los Gobiernos petroleros; sin embargo, los otros países reconocen a Israel. Hay muchos amigos de España que se sienten defraudados por esta política del Gobierno español. /