El matrimonio de agricultores interrogado afirma que ha sido tratado como culpable del crimen
Tres de las personas interrogadas, a finales de enero, sobre el asesinato de María Teresa Mestre, un matrimonio de agricultores de Cambrils, y el propietario de la finca donde éstos trabajan, han soportado la presión de las sospechas y los rumores de muchos vecinos de la comarca desde que la masía fue registrada por la Guardia Civil durante la investigación desarrollada cuando ya se había descubierto el cadáver descuartizado de la mujer. Pese a que, tras el registro de la casa, el juez dejó en libertad sin cargos a los agricultores, Juan Damián López Cervantes y Ángela María Anglada, ambos aseguran que "la gente ha estado comentando en voz baja rumores sobre nosotros; parece que, por haber sufrido un error de la policía, teníamos que ser culpables de algo que no habíamos cometido".El matrimonio de agricultores se enteró anteayer de la detención de Ángel Emilio Mayayo como presunto asesino de María Teresa Mestre. Juan Damián y Ángela María afirman que ahora respiran más tranquilos, "porque así quedará claro que nosotros no tuvimos nada que ver con el asunto. Queremos que nos dejen tranquilos de una vez".
El sábado 28 de enero, ambos fueron conducidos a la Comandancia de Tarragona por efectivos de la Brigada de Información de la Guardia Civil para que firmaran el parte sobre el registro efectuado en la masía. Tras permanecer varias horas en la comandancia, donde fueron interrogados, quedaron en libertad sin cargos, situación que fue ratificada a los pocos días por el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Reus, ante quien prestaron declaración.
Inmóvil ante la puerta de la masía, sin alejarse del perro guardián que mantiene una actitud poco amistosa, Ángela María explicó ayer que su detención -"un error de la policía"- ha tenido para ellos unas -consecuencias "que no tenemos por qué estar pagando siempre".
El joven matrimonio residió algunos años en Andorra, lo que motivó en parte las sospechas de la Guardia Civil, al comprobar que el papel usado en el anónimo recibido por la familia Salomó era de origen francés.
Después de que el juez los dejara en libertad, el matrimonio ha continuado trabajando en los viveros propiedad de Josep Maria Virgili, aunque prefieren no pernoctar en la finca, sino en una casa de la población vecina de Riudoms. Dedicados tan sólo a su trabajo, los agricultores no han seguido la actualidad sobre el caso Salomó. Han estado preocupados, además, por su hijo de nueve años, que fue ingresado durante unos días en el hospital de Sant Joan, de Reus, a causa de una pulmonia.
Por su parte, Josep Maria Virgili Munté, propietario de la finca registrada por la Guardia Civil y amigo íntimo de la familia Salomó, evitó ayer todo contacto con los medios de comunicación. Virgili fue calificado de principal sospechoso por algunos medios, que interpretaron que había sido detenido por el simple hecho de haberse personado voluntarioamente en la comandancia para intererase por sus trabajadores.
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