La patronal bancaria es partidaria de que los bancos del grupo Rumasa sean adjudicados a un 'pool' de entidades privadas
La fórmula para la reprivatización de los bancos que pertenecen al grupo Rumasa puede volver a ser la formación de un pool de las principales entidades financieras españolas -los siete grandes y los cinc) medianos- que se encargue de gestionarlos globalmente e ir colocándolos posteriormente a las instituciones financieras interesadas el adquirir una red bancaria en funcionamiento, señaló Rafael Termes en una conferencia de prensa celebrada para dar cuenta de la asamblea general de la Asociación Empresarial de Banca (AEB). Aunque las conversaciones con el Gobierno apenas han comenzado, los bancos aceptan el principio de que tienen que coIaborar con la Administración en la financiación del agujero patrirrionial que presenta el holding. Las discusiones se centran en el porcentaje de participación y no en la filosofia de la misma.El presidente de la patronal bancaria manifestó que no veía con malos ojos una posible solución conjunta para los bancos de Rumasa, una vez que se había despejado la incógnita que pesaba sobre el futuro de la principal -y única sana- pieza bancaria que formaba el panal de Rumasa: el Banco Atlántico. Para Termes, la formación de un pool integrado por los siete grandes bancos (excluyendo al Banco Exterior, que no forma parte de la AEB) y los cinco medianos que se hiciera cargó del conjunto de los 17 bancos de Rumasa es una cuestión a considerar.
Una fórmula posible
La Administración, por su parte, ha diseñado un método de financiación del agujero patrimonial de las empresas del holding que exige la participación del conjunto de la banca. Según esto, las pérdidas de Rumasa (250.000 millones de pesetas, conforme al resultado de las auditorías cerradas al 23 de febrero de 1983, y cerca de 400.000 millones de pesetas, según la patronal bancaria, si se suman las pérdidas habidas durante el ejercicio pasado y las previsibles de este año) son asumidas por el Estado, que, para financiarlas, realizará una emisión de deuda pública a largo plazo.
La fórmula para instrumentar esta operación financiera consiste en que el Estado asuma dichas pérdidas concentradas en créditos de los bancos del grupo, a los que proporciona estos títulos de deuda pública a largo plazo y a un tipo de interés por debajo de las condicio.nes de mercádo. Son, por tanto, los bancos de Rumasa los que tienen en sus carteras de valores los títulos del Estado. Si todos los grandes bancos y medianos se hacen cargo de todos los bancos de Rumasa no existirán especiales problemas, ya que el total de la deuda pública quedará en manos de los bancos, que al final serán los propietarios de unas entidades saneadas desde el principio.
El problema se puede plantear si algunos bancos mantienen su actitud de no participar activamente en la compra de bancos en dificultades. En este caso, parece que la Administración se inclina en favor de que las entidades que no adquieran alguno de estos bancos tengan que suscribir obligatoria y directamente una parte de esta emisión de deuda pública. En este sentido cabe interpretar la afirmación de Rafael Termes cuando recordó que a la banca no le quedan sino dos caminos en sus relaciones con el Gobierno: sentarse a discutir aceptando que la Administración tiene capacidad para hacer lo que considere necesario o no discutir y esperar a que se publique en el Boletín Oficial del Estado esta misma disposición.
El presidente de la patronal sefialó, por otra parte, que, a pesar del incremento en valor absoluto de los beneficios obtenidos por la banca en el ejercicio pasado, el deterioro de su margen es claro si se comparan dichos resultados con el total de activos movilizados a lo largo de cada año. Mientras que en 1973 se ganaban 1,30 pesetas por cada 100 invertidas, en el año pasado esta proporción se ha situado en 0,60 pesetas.
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