El drama del Mercado Común
La distribución de responsabilidades por la ruptura de la cumbre de Bruselas puede servir como tema de futuros ensayos históricos. Como ocurre con frecuencia en esas ocasiones, las incomprensiones y la psicología nacional y personal jugaron un papel importante. La feroz y curiosa disputa entre la primera ministra y otros jefes de Estado el lunes por la noche bastaría para ilustrar lo que afirmamos. Según parece, la señora Thatcher creyó que el plan francés para medir las diferencias entre los pagos nacionales y las contraprestaciones de la Comunidad excluía las cargas agrícolas por completo. (...)De hecho, el plan francés había sido aceptado, en principio, por el Reino Unido, pues de esta forma se realizaba el sistema a largo plazo que buscaba desde hacía mucho tiempo este país. ( ... ) ¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué fueron las cosas mal? En Atenas se buscó un sistema que compensase los desequilibrios presupuestarios de la Comunidad. Pero Francia rechazó este sistema y sugirió medidas concretas para ayudar al Reino Unido. Luego el presidente Mitterrand propuso un sistema en Brusel.as, pero los acontecimientos que se produjeron cambiaron la situación. ( ... )
Después de la retirada irlandesa, la atmósfera se hizo más amarga. Lo más sorprendente fue el cambio alemán, pues siempre los alemanes habían apoyado nuestras peticiones de crear un sistema, pero el doctor Kohl propuso pagar al Reino Unido 600 millones de libras esterlinas durante cinco años. Para los británicos, esta propuesta no significaba un sistema duradero, y Bruselas registró un nuevo fracaso. (...)
A lo que nos enfrentamos ahora no es a una crisis en el significado real de la palabra, sino a un período de lento descontento, que tarde o temprano llevará a solicitar una solución a largo plazo. (...)
22 de marzo
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