La locura del delantero centro
El delantero centro de un club de veteranos fue condenado a seis meses de arresto mayor por un delito de lesiones menos graves. Las menos graves lesiones que provocó el veterano delantero centro al cónsul de Suecia en Benidorm dejaron sin sentido al diplomático, y "poco después", dice la prensa, "falleció a causa de un infarto". De siempre he dicho que hay tres locuras inevitables en los héroes del fútbol: la del portero, la del defensa central y la del delantero centro.El portero es un imposible hombre araña estéril que se mueve y remueve por si le salen los hilos, pero o nunca salen o son hilos invisibles que los delanteros contrarios ni ven ni respetan. El defensa central, si es escoba, va por el terreno de juego con un transparente cornetín, del séptimo de caballería, y cuando se le escapa una pelota fatídica, su primera intención es ahorcarse del travesaño. Por suerte, el portero siempre consigue evitarlo, porque es amigo suyo, las esposas se conocen y los niños van a la misma guardería. Si no es escoba, si es un defensa central que marca por zonas o al hombre, e incluso avanza para rematar córneres, entonces se trata de un loco leal y generoso que no tiene un no para nadie, pero ¡ay del adversario que se atreva a agredir a un compañero! Entonces el defensa central se inviste de un impulso justiciero y va a por él hasta que le derriba y le patea la tibia, como marcándole con el anagrama de la tribu.
Y el delantero centro es un loco aparte. Locura de animal que olisquea huecos y se fija en las distancias entre los defensas que le marcan y la nada, entre el portero y las escuadras o las bases de los postes. Es un cazador de agujeros. De agujeros por donde meterse o por donde meter la pelota. Conoce la desesperanza de tardes y tardes en las que todos los agujeros están tapiados y el público le grita: "¡Tarugo!". Ignorante el público de que los agujeros son nadas misteriosas que de pronto se aparecen a los delanteros centros más locos, como los ángeles antiguos se aparecían a las vírgenes más campechanas.
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