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Jornada de luto en el barrio madrileño

Un barrio en el que hasta los niños viven el miedo

Los cuatro hijos de Juan Delgado no fueron ayer a clase, pero no a causa del incidente en el que se vio implicada su tía Benita, sino porque el colegio público Meseta de Orcasitas permaneció cerrado por decisión de los profesores. El jueves, minutos antes del atraco a la droguería de Julio Martín, una profesora del mismo había sido objeto de una agresión física en el interior del centro escolar, por parte de dos chicos y una chica, que intentaron robarle la cartera. Al resistirse, la profesora fue víctima de una paliza que le causó heridas leves.Orcasitas es un barrio situado al sur de Madrid, formado a partir del aluvión de emigrantes de la década de los sesenta. Hasta hace pocos meses, todavía había allí gentes que vivían en chabolas, y hoy sigue siendo un barrio mal dotado de infraestructura urbana, en el que abundan los jóvenes desocupados "que se entregan al consumo de drogas y al delito", según la impresión de muchos vecinos.

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Máximo Matilla, el sacerdote titular de la parroquia de la Preciosa Sangre, donde hoy se celebra el funeral previo al entierro del droguero asesinado, lleva 12 años viviendo en Orcasitas y afirma que sus vecinos "son buena gente, pero maltratada por la vida y un poco abandonada por las autoridades". El sacerdote, como casi todos sus vecinos, lamenta que Orcasitas "sólo salga en los periódicos cuando hay algún suceso".

Los niños de Orcasitas viven de modo particularmente angustioso los hechos que ocurren en sus calles. Mari Paz Torres Afán, de 11 años, estudiante de quinto de EGB, vecina del bloque donde está situada la droguería atracada anteayer, no pudo dormir en la noche del jueves al viernes, y escribió un poema. "Qué muerte tuviste amigo, qué muerte tan desesperada, cuando esos tres covardes te dieron con las valas. Tu muerte no fue en vano, todos estamos contigo, por ser seres humanos", comienza el texto, escrito con bolígrafo sobre una cuartilla.

"Por las tardes tengo miedo, miedo desesperado, pues temo que un día sea mi padre disparado. Pues no hay derecho que cobardes y criminales sieguen la vida de esa manera a nuestros padres", prosigue el escrito de la pequeña. Y termina: "El barrio de Orcasitas tiembla de terror y llanto, pues los ciudadanos de Orcasitas piden al govierno pronto solución, o la tomarán los ciudadanos".

Julio Martín era muy conocido en Orcasitas, donde, en la época en que el barrio estaba formado por casas de una sola planta y chabolas, regentaba un bar.

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