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División entre los mineros británicos sobre la continuidad de la huelga

Soledad Gallego-Díaz

Los mineros británicos están divididos sobre la conveniencia de prolongar la huelga nacional del carbón que entró ayer en su quinto día. Los partidarios de no unirse a la protesta fueron ayer mayoría en las votaciones registradas en Midlands, Lancashire y Derbyshire. Sin embargo, la huelga sigue afectando a dichas regiones y, en general, al 90% de los pozos en todo el país debido a la acción de los piquetes llegados de las zonas más combativas. Según la patronal, National Coal Broad, ayer sólo continuaban produciendo total o parcialmente 11 de las 175 minas de carbón.

La quinta jornada de la huelga, convocada en protesta por los planes de reestructuración del sector, transcurrió en una calma relativa tras los violentos enfrentamientos del día anterior. El Ministerio del Interior decidió ayer abrir una investigación oficial sobre la muerte de un minero, que resultó al parecer alcanzado por un ladrillo, y ha enviado más de 3.000 policías suplementarios a la zona donde se produjeron los encontronazos.Los mineros de Yorkshire, una de las zonas de mayor producción carbonífera del país, han decidido ignorar una orden judicial que les prohibe enviar piquetes fuera de su propia región y han lanzado más de 1.000 grupos a lo largo y ancho de toda Gran Bretaña para vigilar el acceso a los pozos y presionar a los reacios. La patronal les volverá a llevar ante los tribunales el próximo lunes, basándose en una ley aprobada por el Gobierno de Margaret Thatcher, según la cual los piquetes son legales mientras que actúen pacíficamente y se limiten a su área. Si los jueces se pronuncian de nuevo a favor de la patronal, el sindicato de mineros de Yorkshire puede verse obligado a pagar una fuerte multa.

Los enfrentamientos entre mineros se han debido a la decisión del Sindicato Nacional de recomendar la huelga, pero dejando la decisión a cada rama local. El presidente del Sindicato Nacional, Arthur Scargill, considerado como un radical, lamentó ayer los actos violentos, pero advirtió que la presencia de miles de policías en la boca de los pozos constituía más una provocación que una solución.

La huelga de los mineros, primera de alcance nacional desde 1974, ha ocasionado también enrarecidos debates en la Cámara de los Comunes, donde los diputados laboristas acusan al Gobierno de entrometerse en una disputa laboral, actuando a favor de la patronal del sector e intimidando a los mineros. El plan de reestructuración que ha dado origen a la huelga, implica el cierre de 20 minas y la desaparición de 20.000 puestos de trabajo.

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