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Presenta su renuncia todo el equipo político de la Consejería de Cultura de la Junta andaluza

Los altos cargos de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía presentaron ayer en pleno su dimisión ante el nuevo titular, Javier Torres, que viene a sustituir al hombre que creó el equipo que ahora se marcha, el gaditano Rafael Román. La salida de éste se presenta como el único aspecto traumático en la leve reestructuración del Gabinete que ha efectuado José Rodríguez de la Borbolla al acceder a la presidencia. Los 11 consejeros de su Gobierno autónomo, de los que sólo cuatro son nuevos, juraron sus cargos ayer.

El equipo que abandona la Consejería de Cultura está compuesto por el viceconsejero, Jerónimo Martínez, el director general de Patrimonio, Bartolomé Ruiz, el de Promoción Cultural, Juan Antonio Pérez Millán, y el secretario general técnico, Antonio González. Todos ellos presentaron entre ayer y anteayer su carta de renuncia, entregada al nuevo consejero, Javier Torres Vela. Esta actitud contrasta con la que observó el gabinete de Rafael Escuredo, que se mantuvo tras la salida de éste a la espera de que Rodríguez de la Borbolla nombrara nuevo consejo ejecutivo. Ni siquiera los asesores personales del ex presidente tuvieron el gesto de dimitir.La salida del consejero de Cultura, Rafael Román, tiene un cariz distinto del de los otros dos consejeros del Gobierno de Escuredo que no han sido mantenidos por el nuevo presidente. Estos otros dos son el de Hacienda, Javier del Río, que se marchó por deseo propio, y Amparo Rubiales, ex consejera de la Presidencia. Para este departamento Rodríguez de la Borbolla necesitaba un hombre de mayor confianza, y ha reservado este puesto a Ángel López López, que ha sido su brazo derecho en los momentos más duros y difíciles de la crisis. Amparo Rubiales procedía del PCE, era vista con recelo por algunos sectores del partido, y Rodríguez de la Borbolla no consideró prudente mantenerla en una consejería de esa importancia política.

No obstante, ello ha distado mucho de ser un despido, y le ha ofrecido el cargo de responsable de relaciones entre la Junta y el Parlamento, con rango de viceconsejería, que Rubiales parece estar dispuesta a aceptar.

Así, la única salida en la que el ex consejero queda dasairado es la de Rafael Román, que en el momento de acceder a este cargo destituyó al entonces director de deportes, Pedro Rodríguez de la Borbolla, hermano del actual presidente, y a José Luis López López, hermano del otro hombre fuerte del momento, el nuevo consejero de la Presidencia. Ambos ocuparon estos puestos durante el período preautonómico. Desde aquello, Rafael Román ha sufrido una campaña de desgaste elaborada desde el interior de sectores del partido, y en vísperas de una leve reestructuración del Gabinete efectuada por Rafael Escuredo, Ángel López realizó fuertes ataques contra la tarea de Román en una comida de, miembros de la ejecutiva del partido.

'Nepotismo sevillano'

Pedro Rodríguez de la Borbolla no quedó, no obstante, sin un puesto público. Su hermano, secretario regional del partido, le colocó en la lista del PSOE para las elecciones municipales, en un puesto bajo pero suficiente para salir como concejal, y ahora lleva la Concejalía de Deportes en el ayuntamiento. Éste y otros desvelos del nuevo presidente, conocido popularmente como Pepote por sus familiares, hicieron que se acuñara en la ciudad el término pepotismo como una forma peculiar de nepotismo (situara familiares y allegados en cargos públicos).El nuevo consejero de Deportes, Javier Torres, procede de Granada, donde era el hombre de confianza de Rodríguez de la Borbolla, que pretendió hacer de él presidente de la diputación de aquella provincia. El intento de imposición de Javier Torres para este cargo encontró, una dura respuesta por parte de sectores del partido en la provincia, especialmente en los de fuera de la capital, apodados los catetos.

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Finalmente, éstos ganaron por mayoría en la elección de la presidencia de la diputación, y, en respuesta, Rodríguez de la Borbolla los expulsó del partido, que con ello quedó desmantelado en la provincia. La (diputación fue así a manos de independientes, una vez expulsados del PSOE.

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