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El Gobierno belga presenta un rígido programa económico

Andrés Ortega

El Gobierno belga de coalición democristiana-liberal presentó ayer un drástico plan de saneamiento de las finanzas públicas que obligará a los belgas a apretarse aún más el cinturón. Los salarios públicos y privados tendrán que crecer, durante los próximos tres años, al menos un 2% anual por debajo de la inflación, lo que representa una disminución real del poder adquisitivo.

Los ahorros logrados serán puestos íntegramente a disposición de la seguridad social y del Tesoro. El Gobierno de Wilfried Martens espera ahorrar así 250.000 millones de francos (unos 700.000 millones de pesetas) en los próximos tres años.

Control del gasto público

Es el inmenso déficit público de Bélgica lo que el Gobierno quiere reducir a toda costa para que pase de 15,7% actual del producto nacional bruto a un 7% en 1986, y ponerse más en línea con los niveles europeos.El nuevo plan de saneamiento ha sido difícil de plasmar, y el Gobierno lo ha presentado dos semanas antes de que expiren los poderes especiales con los que gobernaba con una política económica estricta. Su paso por el Parlamento no está asegurado.

El plan recorta algunas medidas sociales aunque no para los más pobres y necesitados. Se frenará el crecimiento de las prestaciones sociales.

Los trabajadores extranjeros de países no comunitarios que llevan más de tres años en paro recibirán, si regresan a sus países de origen, el equivalente a un año de seguro de desempleo. Éste, para los cohabitantes o cónyugues de parados, se reducirá al salario mínimo al cabo de 24 meses de paro. Aumentará el número de reclutas en el servicio militar.

Además, el Gobierno será más estricto con las empresas que no cumplen las directivas sobre la reducción del tiempo de trabajo. El Gobierno aseguró ayer que en 1983 el aumento del paro se había reducido al crecimiento natural de la población activa.

El Gobierno reducirá de aquí a 1986 en 3,5% en términos reales la masa salarial del sector público por medio de una reducción de las horas de trabajo. La reducción de un 10% de los ingresos de los ministros y secretarios de Estado se prolongará para 1985 y 1986. Se seguirá una estricta política de precios. Por otra parte, Bélgica ha restablecido su competitividad internacional y su balanza de pagos. Proseguirá, pero más estricta, la reestructuración de las grandes empresas.

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