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Apoyo inicial insuficiente de los bancos acreedores para el acuerdo de reestructuración financiera de Explosivos Río Tinto

Un 80% (un 79,3% exactamente) de los acreedores bancarios de Unión Explosivos Río Tinto (ERT) había firmado a las ocho de la tarde de ayer el acuerdo para la reestructuración financiera de la compañía. Además, según fuentes de la compañía, estaban comprometidos en la firma la mayor parte de los bancos árabes -otro 11%-. El Banco Central y el Banco Internacional de Comercio -que suponen otro 3,7%- tenían previsto firmar a lo largo de la noche, en la sede de la primera de estas entidades. Así, parecía seguro lograr un consenso del 94% de los acreedores y, siempre según ERT, existían "esperanzas razonables" de que antes de que termine el plazo fijado para la firma, las diez de la mañana de hoy se consiguiese completar el 97% de conformidades al último plan de reestructuración financiera de esta compañía, porcentaje exigido por el acuerdo entre la empresa y la representación de sus acreedores. Este 3% restante sería aportado por la firma del Chase Manhattan Bank y de varias cajas de ahorro de pequeño tamaño, que sumaban aproximadamente un 1% de la deuda, y cuya firma ya se encontraba comprometida.

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Únicamente dos entidades españolas de las 40 que son acreedoras de ERT no firmaron: el Banco Herrero, cuyo presidente, Ignacio Herrero Garralda, lo fue también de ERT, hasta poco antes de la suspensión de la amortización de las deudas de la compañía, y el Banco del Progreso, perteneciente al grupo March.El Banco Central, una de las grandes incógnitas en todo este proceso negociador, y cuya actitud tenía una importancia fundamental al ostentar un 3,7% de la deuda, con lo que su asentimiento resultaba imprescindible para lograr el compromiso final, manifestó al presidente de ERT, José María Escondrillas, su disposición a asumir este compromiso a media tarde de ayer. Otro de los bancos españoles que pusieron una nota de dramatismo al proceso fue Banesto, cuyos representantes no comparecieron físicamente hasta casi el final del primer plazo formal preestablecido y que concluía a las seis horas de la tarde de ayer.

La primera entidad signataria del acuerdo fue el Crédit du Nord, que es acreedor de ERT por unos 404 millones de pesetas. El siguiente firmante fue el Continental Illinois, y a partir de aquí se produjo un notable flujo de apoderados de las distintas entidades de crédito que cristalizaba a las 11 de la mañana, cuando firmaban todos los representantes del comité de seguimiento (steering committee), excepción hecha del Internacional de Comercio, perteneciente al grupo Central.

Para última hora de la tarde de ayer llegó incluso a estudiarse la posibilidad de realizar una reunión urgente entre los representantes de la empresa y los de sus acreedores, e incluso no se descartaba la posibilidad convocar a los miembros del consejo de administración. La insuficiente presencia de acreedores en el acto formal de la firma del acuerdo, daba lugar a que se desatasen los nervios.

No obstante, y una vez se conoció que el grupo Banco Central estaba dispuesto a asumir el compromiso de firma, se pudo observar una mayor tranquilidad entre los responsables de la compañía, para quienes a partir de ese momento, alcanzar el porcentaje acordado con los representantes de sus acreedores resultaba bastante menos difícil.

En cuanto a la actitud del Banco Central, que se había venido mostrando reticente a asumir el acuerdo, posiblemente -según se apuntaba en círculos financieros madrileños- por sentirse defraudado en una importante operación de crédito realizada pocos meses antes de la suspensión de la amortización de la deuda de ERT, ha sido muy favorablemente acogida por medios de la propia empresa. La banca extranjera había mostrado una notable incomodidad ante las discrepancias manifestadas por los representantes del grupo que preside Alfonso Escámez. Incluso en la mañana de ayer se habían producido algunas reuniones en las que pudo haberse acordado informar de la situación a las autoridades monetarias españolas, quienes no se habrían mostrado excesivamente satisfechas de la actitud del primer banco del país en función al volúmen de sus depósitos.

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