El 60% de los profesionales, tres de cada cuatro agricultores y uno de cada cuatro contribuyentes no hacen declaración de renta

Uno de cada cuatro ciudadanos con obligación de tributar por el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) no presenta declaración alguna a Hacienda; sólo uno de cada cuatro empresarios individuales y agricultores presenta declaración de renta; el 60% de los profesionales y trabajadores por cuenta propia y el 20% de las personas jurídicas tampoco cumplen con esta obligación, según declaró ayer Juan Francisco Martín Seco, secretario general de Hacienda, en la conferencia del Centro Interamericano de Administradores Tributarios.

Martín Seco, tras describir tan dramática e injusta realidad, indicó que, en gran medida, la reforma fiscal de 1977 está aún por hacer y añadió que el entusiasmo inicial ("aquel 'Hacienda somos todos' ") se ha trocado en escepticismo generalizado. Indicó que hay que cambiar esta realidad haciendo que paguen todos los contribuyentes, y especialmente los que cuentan con mayores rentas (que son los que más evaden), para devolver la confianza de los ciudadanos en la Hacienda pública. De nuevo se está admitiendo socialmente sin rechazo los comportamientos individuales de defraudación al fisco, "y debemos cambiar cuanto antes esta realidad; deben darse cuenta que el dinero que dejan de ingresar quienes defraudan acaba siendo sufragado por quienes sí cumplen con su obligación de declarar"."En estos momentos", afirmó Martín Seco, "son patentes en el IRPF la inequidad y el desequilibrio en el tratamiento efectivo de las distintas rentas según su origen". Así, en rentas de trabajo, "más de un 95% de los contribuyentes declara rentas de esta índole, y éstas suponen el 84% del total de rendimientos declarados". Sólo un 7% de los contribuyentes declara rentas de empresarios Independientes, profesionales y artistas. "La renta empresarial representa el 4% de la renta total; la renta agraria, el 0,1%, y la de profesionales y artistas, el 3%".

"La reforma está por hacer"

El rendimiento neto declarado por empresarios independientes, profesionales y artistas, según el secretario general de Hacienda, se sitúa, por término medio, en aproximadamente 400.000 pesetas anuales (es decir, el salario mínimo interprofesional). La media para los profesionales es inferior en un 30% a los rendimientos medios declarados por los trabajadores dependientes, y estos últimos duplican los rendimientos declarados por los empresarios.

En rentas de capital, a pesar de que más del 60% de los contribuyentes declara rentas de capital, la participación de éstas no excede del 8% de los rendimientos declarados en IRPF.

"Todos estos datos", añadió Martín Seco, "son un claro ejemplo de que la reforma de la Administración tributaria está por hacer". Hay que reformar la gestión, añadió, revisando unos procedimientos que son obsoletos y centenarios y multiplicando las oficinas tributarias (se va a pasar de 56 a cerca de 300) para acercar Hacienda a los contribuyentes. Hasta hoy "nuestra organización tributaria se caracteriza por haber puesto más el acento en la inspección que en la gestión".

También hay que perfeccionar la información tributaria (informatizando la gestión, cruzando los distintos datos de que dispone la Administración y colaborando con ayuntamientos y comunidades autónomas) y reformar la inspección. Ésta, según Martín Seco, "debe actuar de forma selectiva y en función de planes sectoriales y territoriales" y debe estar estrechamente unida a la gestión. Finalmente, según el secretario general de Hacienda, hay que reformar los sistemas de recaudación y aumentar tanto los medios materiales y personales como la capacidad legal para recabar determinadas informaciones a los ciudadanos. Hay que reforzar asimismo las sanciones.

Respecto al impuesto sobre el valor añadido (IVA), Martín Seco dijo que todavía no se ha decidido si se impondrá un solo tipo o varios tipos impositivos, y que tampoco se ha resuelto la incidencia del nuevo impuesto en comunidades autónomas y zonas libres de impuestos. La principal preocupación, no obstante, se centra sobre los mecanismos de gestión de este impuesto, una vez implantado.