Máximas precauciones en la búsqueda del secuestrador de una niña de 10 años en Almería
Los más de 100 guardias civiles que rastrean palmo a palmo y con grandes precauciones la sierra de Gador, cerca de la Alpujarra almeriense, continuaban ayer por la tarde sin localizar a María Angeles Sánchez Ortega, la niña de 10 años que el pasado jueves fue secuestrada en su domicilio particular del pueblo almeriense de Félix por Andrés Durán, un antiguo jornalero de su padre. De acuerdo con las últimas informaciones facilitadas, el secuestrador que padece desequilibrios mentales y va armado con una escopeta y municiones, exige la presencia en la sierra de Francisco Sánchez, padre de la niña, para dejar a ésta en libertad. Este mensaje fue facilitado a una vecina de Laujar, municipio enclavado en la zona.
La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que el secuestrador y la niña se están moviendo en un radio de 15 a 20 kilómetros situado en el barranco de Cacín, entre las localidades de Beires y Fondón. Tampoco se descarta que en las últimas horas hayan pasado el río Andarax. La circunstancia de que Andrés Durán haya sido pastor le posibilita un conocimiento perfecto de la zona, a la vez que dificulta las tareas de rescate.El ambiente que se respira en la familia de la niña es de una tremenda preocupación, aunque todas las fuentes consultadas mantienen la esperanza de que Andrés no agreda a la niña. En algunos medios se ha especulado sobre que las diferencias económicas entre Francisco Sánchez y Andrés Durán sean el motivo del secuestro. Sánchez adeuda a Durán alrededor de 100.000 pesetas.
Las fuerzas de la Guardia Civil realizan los trabajos de rastreo durante el día -por la noche es imposible hacerlo por aquellos parajes-, y van camuflados de guardas de Icona. Hasta ahora no se han vitilizado helicópteros en las tareas de búsqueda, y medios oficiales han informado que se ha desechando la utilización de estos aparatos porque, en principio, son de escasa utilidad, debido al numeroso arbolado de la sierra, y en segundo lugar, "se está intentando no producir en el secuestrador una sensación de excesivo acorralamiento. Esta sensación podría provocar cualquier tipo de reacción en una persona que está desequilibrada".
Riesgo de reacción
En este sentido, Joaquín Mezquita, director médico del Hospital Psiquiátrico de Almería, ha manifestado a EL PAIS que "por lo que sé a través, de los medios de comunicación, los hechos no responden a un problema médico. Están motivados por un, deseo de venganza. Aun sin conocer el currículo personal del secuestrador, yo me atrevería a apuntar que hay un riesgo de reacción desesperada ante una situación de acoso y persecución. El problema debería arreglarse mediante el diálogo y estando presentes los padres, ya que es con éstos con los que, al parecer, mantiene una situación de conflicto".En cuanto al hecho de que el secuestrador y su víctima se conozcan desde hace años, el doctor Mezquita señala que "es bueno, porque la niña debe estar relativamente tranquila, y desde el punto de vista del secuestrador, éste no tiene que estar sometido a una situación de tensión contenida y de vigilancia continuada".
En los trabajos de búsqueda, hay que reseñar -además de la colaboración de decenas de vecinos de localidades cercanas a Félix- el interés demostrado continuamente por los familiares de Andrés Durán, quienes, según el Gobierno Civil de Almería, "se están volcando en un intento muy humano de que todo acabe bien".
Gloria Bosquet, esposa del secuestrador, se muestra muy afectada por lo sucedido. "Perdonen que no pueda decirles nada", ha manifestado, "pero yo no sé nada de mi marido desde hace varios días. Tampoco sé nada de sus cosas. No sé qué ha podido hacer, ni. sé si es verdad que le debían dinero o no. Lo único que sé es que la otra noche se presentó aquí la policía. Que el Señor haga con nosotros lo que quiera". El matrimonio Durán-Bosquet tiene tres hijos, un chico de 11 años y dos niñas de seis años y 17 meses, respectivamente.A unos pocos kilómetros de Félix, en el cortijo Las Cuatro Puertas, se encuentra el domicilio de Francisco Sánchez y Dolores Ortega, padres de la niña secuestrada. El mutismo por parte de ésto es prácticamente absoluto. "Mire no queremos decir nada; que venga mi niña, que me la devuelvan es lo único que quiero", señala la madre. La familia Sánchez-Ortega tiene siete hijos y María Ángeles es la más pequeña.
Uno de los interrogantes que todavía no se ha podido despeja es la situación en cuanto a mantas y alimentación con la que cuentan Andrés Durán y la niña La última vez que fueron vistos el sábado por la tarde, contaba con alimentos, pero en estos momentos se desconcen estos extremos.
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