El veto soviético en la ONU acelera la retirada francesa de Líbano

El Gobierno francés retirará próximamente los 1.250 soldados que mantiene en Líbano después de que la URSS vetara en el Consejo de Seguridad de la ONU la propuesta gala de enviar cascos azules para sustituir a la fuerza multinacional. La noticia fue adelantada ayer por la televisión francesa. Francia es el único país de los que integraban las fuerza multinacional que aún mantiene tropas en suelo libanés informa desde París.La propuesta, que preveía además el establecimiento del alto el fuego en todo el territorio libanés, fue rechazada por los soviéticos al considerar que no existen garantías suficientes de que la fuerza multinacional y la Marina norteamericana no vuelvan a efectuar bombardeos, informa France Presse.

Fuentes oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores francés declararon ayer que no es tarea del Gobierno galo el "sustituir a las instituciones internacionales y asumir sus responsabilidades". Estas fuentes añadieron, sin embargo, que "Francia no tomará una decisión precipitada" y que esta eventual retirada se hará "con dignidad", tras las consultas pertinentes con el Gobieno libanés.

Esto significa que el Gobierno francés ordenará la retirada de sus tropas, pero lo hará en el momento oportuno, de forma que, al menos en apariencia, no dé la impresión de que se trata de una fuga. Francia, en definitiva, está esperando a que el presidente libanés, Amin Gemayel, regrese de Siria, y a los resultados de sus conversaciones con Hafez el Asad.

El veto de la URSS a la propuesta francesa pone en difícil situación a París, al obstaculizar la repatriación honorable de sus soldados después de los últimos rumores sobre un posible deshielo de las relaciones entre Francia y la URSS, tensas desde la llegada al poder del presidente François Mitterrand.

La URSS y Ucrania

La propuesta francesa, que fue presentada hace tres semanas tras el anuncio de retirada de las tropas británicas, italianas y norteamericanas de Beirut, recibió el voto afirmativo de 13 de los 15 miembros del Consejo (Nicaragua, Perú, EEUU, China, Francia, Reino Unido, Egipto, India, Pakistán, Malta, Holanda, Alto Volta y Zimbabue). Junto a la URSS votó en contra Ucrania, una de las Repúblicas soviéticas que, al igual que la de Bielorrusia, fue admitida en 1945 como miembro fundador de la ONU, a pesar de no ser Estado independiente.

El veto de la URSS a la propuesta francesa fue duramente criticado por los países occidentales. La embajadora norteamericana, Jane Kirkpatrick, acusó a la URSS de "sembrar el odio, regarlo con mentiras y cosechar violencia". El representante francés en la ONU, Luc de la Barre, declaró al final de las votaciones que esta decisión "no es buena ni para las Naciones Unidas, que no pueden hacer frente a sus responsabilidades, ni para Líbano".

El embajador del Reino Unido, John Thomson, para quien "nada justifica el veto", considera que la incapacidad para actuar ante la que se encuentra la ONU justifica la preocupación de los pequeños países. Por su parte, el embajador sovético, Oleg Troyanovski, culpó a EE UU de no lograr un acuerdo por la ausencia de compromiso norteamericano de no volver a repetir los ataques efectuados desde los barcos de la VI Flota. "En su forma actual", dijo Troyanovski, "la propuesta es inaceptable".

El representante soviético recordó que siguen sin cumplirse las resoluciones 508 y 509 del Consejo de Seguridad de 1982, por las que se exigía una retirada inmediata e incondicional de las tropas israelíes que invadieron Líbano.

El embajador de Líbano, Rachid Fajury, que lanzó un llamamiento para que el Consejo continúe sus esfuerzos para lograr una solución al conflicto, declaró que el veto a la resolución francesa supone "una decepción indescriptible".

Por su parte, el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, que no se pronunció sobre la actuación soviética, invitó a los miembros del Consejo a considerar "la trágica" situación de Líbano con la "mayor urgencia y cuidado".