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Espiritismo

Manuel Vicent

Afortunadamente, en este territorio los agricultores aún siguen cosechando patatas con cierto rigor, cosa que permite a los intelectuales hablar de la esencia de España. Desde el final del siglo pasado no ha cesado semejante murga. Resulta que, a estas alturas, mientras algunos recientes países con cocoteros rebosantes de monos ya fabrican bombas atómicas y ensaimadas típicas sin más escolástica, los españoles todavía no sabemos quiénes somos, de dónde venimos o a dónde vamos, y las pesquisas acerca de este famoso caso continúan en mesas redondas, conferencias y coloquios.Hace unos días se ha celebrado en Gerona una reunión espiritista de esta clase. Había allí filósofos, historiadores, estetas y otros detectives privados, que, como es lógico, no llegaron a ninguna conclusión. Menos mal que por esta tierra aún existe gente seria con boina que siembra cereales y cultiva amorosos pimientos para que los pensadores coman durante su largo dictamen sobre nuestro fantasma.

Aunque el problema de España se ha convertido en una escuela de pensamiento, nutrida de sí misma, compuesta por pelícanos bizantinos que se picotean el propio pecho hasta sangrar, uno creía que el asunto estaba más claro después de tanta monserga. Por mi parte siento un poco de preocupación al comprobar que España no me duele nada en absoluto.

Los conceptos sublimes, que no se traducen en patatas, me tienen sin cuidado, pero desde el primer momento consideré que la sesión espiritista de Gerona sin la asistencia de Lola Flores iba directa al fracaso. Lola Flores es una medium avezada en cuestiones patrióticas. Sombreada por el Pescadilla, entre la metafísica y el gazpacho habría podido ayudar a unos intelectuales cazamariposas, que buscaban en círculo la esencia de España. Elevada en el tablado del simposio, serpenteando los brazos en el aire como quien coge higos, tal vez ella hubiera descolgado de la rama la solución exacta. Nada de nación de naciones, principio plural, unidad dentro de la diversidad o al revés. España es una sultana. El resto son unos señores con sombrero en mano que hacen tornillos de mediana calidad o plantan excelentes tomates. Y que no falten.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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