El alcalde y los maestros de Cabrerizos niegan que los escolares hostigaran a los perros que mataron a un niño
El alcalde, los maestros y el juez de paz de Cabrerizos, el pueblecito salmantino donde murió el jueves el pequeño Antonio García de la Viuda, como consecuencia de las moderduras de dos perros, han negado que los escolares hostigaran continuamente a los animales, en contra de lo que aseguran los propietarios de los canes y del chalé donde se encontraban.El pueblo está muy molesto porque se ha responsabilizado al niño de saltar una valla que no saltó. "Para entrar en el callejón en el que encontramos el cuerpo del niño no era necesario saltar ninguna verja. Por el contrario, los perros sí tuvieron que hacerlo. Los dueños del chalé dicen cosas que no son verdad", aseguró ayer el alcalde, José Ignacio Pollo.
La profesora del centro escolar contiguo al chalé, al que acudía el niño fallecido, ha manifestado en nombre propio y en el del maestro de los escolares mayores, que ninguno de ellos conocía a los propietarios de los perros y del chalé. "Por eso", añadió, "es imposible que nos hubieran recriminado la actitud de los chiquillos. Además los niños no hostigaban a los perros".
La profesora asegura que sólo se dirigió al alcalde del pueblo durante este curso para transmitirle su temor por la posibilidad de que algún niño sufriera un accidente como consecuencia de las obras -un sondeo de agua y unas pistas- que se realizaban en la finca, porque los materiales se introducían a través del terreno dedicado a recreo escolar y las vallas permanecían abiertas.
Por su parte, el juez de paz también ha asegurado a EL PAIS que no había recibido ninguna denuncia con relación al comportamiento de los niños contra los perros.
"En verano entraron en la parcela cuatro niños, más mayores, entre 9 y 12 años, acompañando a otro muchacho que conocía a los perros, porque era amigo del hijo de los propietarios. Hicieron algunos destrozos y tiraron una bicicleta a la piscina. El dueño me lo dijo, reunimos a los padres y a los chicos y les reñimos, pero nadie volvió a entra?
La maestra de Antonio insiste en que los escolares pequeños no se meten con los perros vecinos, que ahora, después del suceso, permanecen bajo vigilancia del veterinario titular de Cabrerizos, en un local del mismo pueblo. "Lo único que sé", asegura la profesora, "es que los animales, al salir los niños del colegio, empezaban a ladrar y luego recorrían la valla, ladrando, por el interior, mientras los niños hacían el mismo camino, por fuera, por la carretera, con dirección al pueblo.
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