_
_
_
_
10 Años de la ejecución de Salvador Puig Antich, el último muerto a garrote vil

Estudiante de económicas y defensor de causas perdidas

Salvador Puig Antich nació en Barcelona el 20 de mayo de 1947, en el pasaje de la Enseñanza, muy cerca de la sede del Palau de la Generalitat. Era el tercero de seis hermanos en una familia de clase media. Joaquim, el mayor, es médico psiquiatra y trabaja en Nueva York; la segunda es Inmaculada, maestra. Las pequeñas son Montse, Carmen y Mergona. Carmen era enfermera del hospital de la Cruz Roja. En aquellos días de 1973 las ATS tenían un conflicto de laboral y su abogado era Oriol Arau. Carmen y Oriol mantenían además una relación de amistad, que hizo que, cuando detuvieron a su hermano, le propusiera como defensor. Puig Antich sólo puso como condición un abogado que no fuera del PSUC. Sin embargo, la bisoñez del letrado hizo que, en el juicio, fuera sustituido por Francisco Condomines.Estudió en La Salle Bonanova hasta los 12 años, edad en la que protagonizó un conflicto que le conllevó la expulsión. Uno de los profesores solía insultar a un muchacho de pocas luces, a quien Salvador Puig Antich protegía por su ingenuidad. Llego un día que éste plantó cara al profesor diciéndole que no tenía derecho a maltratar a nadie de palabra y que debía disculparse. La reacción del religioso fue contundente, pero menor que la de Puig Antich, quien le asestó un tremendo bofetón. Quienes le conocieron destacan este rasgo: "Siempre fue un defensor de causas perdidas".

Más información
"Además de cargarse a Carrero, se me han cargado a mí"

A mitad de curso, la madre de Puig Antich no encontró otro colegio que una escuela para niños sin recursos, que regentaban los capuchinos de la iglesia de Pompeya, y de la que se nutría el orfeón del centro. Lejos de encontrarse a disgusto, parecía estar en su salsa. Luego fue boy scout lo que acrecentó su vocación altruista. Al año siguiente entró en los salesianos de Mataró, donde terminó el bachillerato. Allí conoció al padre Manero, el mismo que 10 años después le acompañaría en sus últimas horas. Una vez hecho el bachillerato de Letras, fue al Instituto Maragall a estudiar las asignaturas de Ciencias para poder empezar Económicas, carr era que iniciaría, pero abaridonaría después, al considerar que era demasiado matematicista.

El servicio militar lo hizo en Ibiza. Antes intentó librarse haciéndose electroencefalograrnas después de tomar aspirinas y coca-cola y, estar un par de noche sin dormir. Estaba un poco asustado por el resultado de la mezcla y se hizo acompañar al Instituto Neurológico por su hermana Inmaculada. El resultado del electro no inanifestaba anomalías importantes y fue rechazado. Estas pruebas intentaron ser utilizadas por sus abogados años más tarde en el consejo de guerra, a modo de atenuante, como prueba de alteraciones psíquicas. En el cual el fue destinado a enfermería, de ahí que le llamaran luego con el alias de el metge (el médico). A escondidas leía a los clásicos de la revolución.

Terminada la mili se instaló en casa de su hermana Inmaculada. Ésta recuerda que pasó días de fuerte angustia, encerrado en su habitación, leyendo y meditando sobre su militancia. Una vez tomada su decisión empezó a ausentarse durante temporadas, para luego desaparecer de su entomo habitual. Uno de los días que más se indignó fue en un fugaz retomo, cuando su hermana, que sospechaba de su militancia, le dijo: "Salvador, dar la vida por una idea es una putada". Puig Antich respondió tajante: "No intentes influirme. Sé lo que hago y asumo plenamente mis actos".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_