Juegos Olímpicos de Invierno
Los amantes del deporte en general no sólo tenemos que restarnos horas de sueño para poder seguir por televisión unos Juegos Olímpicos de Invierno a través de los resúmenes que se retransmiten a partir de medianoche, sino que además hemos de leer indignantes artículos, como el de Juan Cueto (EL PAIS, 14 de febrero de 1984).Supongo que para dicho señor tendrían mucha más emoción telegénica, por ejemplo, las pruebas de salto realizándolas 10 participantes a la vez, o que el eslalon se realizara ataviados con trajes regionales para que no resultara tan monótono.
Pero esta Olimpiada es así, y a pesar de la opinión de dicho señor, estimo que si se diera más difusión a esta clase de eventos deportivos, aunque fuera a base de suprimir programas "con mucha menos emoción telegénica" (y además en horas más apropiadas, para que la juventud los pudiera seguir), creo que se mejoraría la programación de televisión, promocionaríamos el deporte en general y a lo mejor en el futuro no escucharíamos las preguntas actuales de nuestros hijos: "¿Papá, por qué no salen casi españoles en las Olimpiadas?".
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