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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos títulos marchitos

Aunque la crítica sea sumamente conservadora a la hora de enjuiciar negativamente un filme firmado por uno de los cineastas considerados clásicos, lo cierto es que Salomón y la reina de Saba, por más que tenga detrás el nombre de King Vidor, carece de atractivo. Nada que ver, pues, con Y el mundo marcha, Aleluya, Duelo al sol, El manantial o cualquiera de los otros grandes filmes de Vidor, siempre impregnados de una vitalidad extraordinaria. En Salomón y la reina de Saba todo es fúnebre, desde el hecho de que Tyrone Power se muriera durante el rodaje hasta el que la película signifique el fin de la carrera del director. Qué duda cabe de que hay fragmentos bien narrados, que en ciertos instantes la imagen tiene auténtica potencia, que el guión da pie a una poderosa historia de amor y poder, pero todo eso son méritos que encontramos en cualquier gran espectáculo norteamericano. Ni Gina Lollobrigida es la mujer que justifica que Salomón pierda la cabeza ni la de Yul Brynner -substituto de Power- era la más adecuada para ser la del mayor de los sabios, configurando de esta manera un reparto poco adecuado a las necesidades de la historia y, según cuentan las crónicas, a los humores de Vidor.La película se rodó en 1959, en los alrededores de Madrid, en aquella época en que la mano de obra española era aún más barata que la yugoslava y los norteamericanos la contrataban a peso y millares para utilizarla como masas harapientas entre las que desfilaban sus estrellas rutilantes. Algunos de los actores locales, ya sea por su calidad, ya por su dominio del inglés, conseguían abandonar el papel de figurante que sólo abre la boca cuando tiene que gritar junto a otros 10.000 para convertirse en secundarios con derecho a varias frases propias, tal y como aquí le sucedió a Pepe Nieto, Julio Peña y Maruchi Fresno.

Aunque Vidor era un experto en superproducciones -un año antes había manejado con habilidad el presupuesto de Guerra y paz, uno de esos proyectos imposibles de Hollywood-, en Salomón y la reina de Saba parece perderse en la historia, como si no supiera muy bien qué le interesa de la misma.

Antes podemos ver otra de las versiones que se han filmado del El conde de Montecristo, una realizada por David Greene. Su destino final era el televisivo. Se, nota. Hay que consumir el producto dentro de los límites que marca la fecha de caducidad -el día de la primera emisión-, como si de un yogur se tratara. Con los años, los acompañantes de Richard Chamberlain se hacen más y más patéticos, todos ellos merecedores de mejor suerte que la de verse embarcados en las desventuras de Edinundo Dantés.

El conde de Montecristo se emite hoy a las 16.05 horas por la primera cadena. Salomón y la reina de Saba se emite hoy a las 22.35 horas, por la primera cadena.

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