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Los fabricantes de equipo electrónico quieren reordenar el sector ante el ingreso en la CEE

Los fabricantes de bienes de equipo electrónico estudian un plan de reordenación del sector, que factura en torno a 97.000 millones de pesetas anuales, de cara a la próxima entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE). Esta reordenación de plantas y fabricaciones, que no está cuantificada, aunque en el plazo de dos meses estará terminada, supondrá inevitablemente una reducción de la mano de obra del sector, que da empleo a unas 31.000 personas.

José María Coronado, presidente del grupo electrónico, integrado en Sercobe (Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo) presentó ayer un estudio sobre este sector que tiene como objetivo "servir como una herramienta útil al Plan Electrónico e Informático (PEIN)", para lo cual fue presentado la semana pasada al director general de Electrónica, Juan Majó.En líneas generales, el estudio de Sercobe señala la necesidad para el sector de ampliar lo más posible el período transitorio de desarme arancelario con la CEE, que podría situarse entre siete y 10 años. "Aunque ahora se habla de un período de siete años", afirmó Enrique Kaibel, director general de Sercobe, "este plazo puede ser de distinta importancia si tenemos en cuenta que la Comunidad pretende que desde el momento en que comience la cuenta atrás para la adhesión, posiblemente el 30 de junio, España rebaje un 20% sus aranceles y que al año siguiente efectúe una nueva rebaja de otro 20%. Esto supone que en poco más de un año, los aranceles españoles habrán disminuido un 40%. En estas circunstancias, de poco sirve que, después, éstos disminuyan a razón de un 10% anual".

Paralelamente a las distorsiones que produzca la entrada de España en la CEE, el sector de fabricación electrónica atraviesa un profunda crisis que se centra en la caída de la demanda interna y en las crecientes dificultades para exportar, debido a la competencia internacional y al proteccionismo registrado en todos los países, lo que ha supuesto una ligera pérdida de tres puntos de empleo (desde 1979 a 1981, último ejercicio que abarca el citado estudio) y unas pérdidas de 4,73 pesetas por cada 100 facturadas. Al mismo tiempo, la productividad se sitúa en 3,19 millones de pesetas/hombre anuales, mientras que los gastos de personal se acercan al 50% de la facturación y los gastos financieros suponen el 9,11% de la misma.

Esta crisis lleva a la necesidad de concentrar y seleccionar las producciones, mediante una política de concentración aún no discutida con las empresas del sector, y efectuar todos los esfuerzos posibles para mejorar las exportaciones, que suponen un 32% de la producción total.

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