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El Parlamento Europeo vota mañana el cambio de la CEE hacia un Estado semifederal

Andrés Ortega

¿Convertir en 10 años a la CEE en Unión Europea? El Parlamento Europeo votará el martes en Estrasburgo sobre el anteproyecto de Tratado de la Unión Europea; que viene a ser un nuevo soplo de aire fresco en la Comunidad, a cargo del eurodiputado italiano y antiguo comisario europeo Altiero Spinelli. Se trata de llegar a una Unión que se asemeje a un Estado europeo semifederal, menos económico y más social que la CEE, y dotado de un verdadero Gobierno y un Parlamento con poderes. La idea ha recibido gran publicidad, incluido un anuncio de media página en el diario francés Le Monde sufragado por varios intelectuales y profesionales.

El autor del texto es Altiero Spinelli, que pasó 15 años en las cárceles fascistas y que se sentó en el Colegio de la Comisión Europea, de 1970 a 1976, antes de pasar al Parlamento Europeo Independiente de izquierdas, pero elegido en 1979 por la lista comunista, con un aire socratiano su fiebre federal europea no ha remitido a sus 76 años de edad. Fue el fundador del Club del Cocodrilo, según el nombre de un restaurante de Estrasburgo, que reunió a parlamentarios de los diez de todo signo político Se queja amargamente de la falta de poder decisorio de la CEE, donde los informes se ven bloqueados por los intereses nacionales en el seno del Consejo de Ministros.Altieri quiere ir a la vez más allá y más acá de la actual Comunidad Económica Europea. La Unión sólo debería actuar cuando su efecto pueda ser más eficaz que el de las acciones de los propios Estados. El anteproyecto define toda una serie de políticas comumitarias en los ámbitos social, económico, industrial y otros. El informe sobre el Tratado no incluye la cuestión de una defensa europea, pero no sería difícil abordar luego este tema.

El recurso a la unanimidad quedaría, pues, prácticamente excluido, salvo en casos muy excepcionales. Todas las decisiones deberían ser adoptadas por mayoría a lo sumo cualificada al cabo de un período transitorio de 10 años. Entre tanto, se podrían invocar intereses nacionales vitales para posponer decisiones. El Consejo de Ministros tendría que tomar sus decisiones mucho más rápidamente, y el Parlamento Europeo gozaría de poderes presupuestario y legislativo mucho mayores.

Apoyos y resistencias

Los poderes supranacionales de la Comisión Europea se verían potenciados, transformando esta institución en un verdadero Gobierno europeo. El ECU (Unidad de Cuenta Europea) se transformaría en un sistema de pago. El anteproyecto cuenta con 87 artículos divididos en seis partes más un preámbulo. Bajo el Tratado se articularían unas leyes orgánicas.

Una resolución de apoyo a la idea de este Tratado fue ya aprobada por una abrumadora mayoría en septiembre de 1983, aunque en esa ocasión votaron sólo la mitad de los eurodiputados. Ahora planea sobre el proyecto un voto que podría mermar su efecto sí se aprobara una resolución pidiendo que los Parlamentos nacionales, que han de ratificar el Tratado, puedan enmendarlo, posibilidad hasta ahora no contemplada. El proyecto cuenta con el apoyo de los socialistas, democristianos, liberales y comunistas. Pero la resistencia será marcada por parte de los daneses, los comunistas griegos y franceses, y los conservadores británicos. Y los Gobiernos tendrían que dar su improbable visto bueno. Da cierta pena contemplar la eficacia real del Parlamento Europeo, que con este posible paso parece despertarse de cara a su renovación, por segunda vez por medio de elecciones directas, en junio. ¿Verá alguna vez la luz este Tratado? "Será necesaria una batalla política, estamos sólo en el primer acto", señala Spinelli, para el cual la batalla final se librará en Francia".

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