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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Homenaje a Quintana Lacaci

En ocasiones ocurre lo que creíamos imposible: los límites del absurdo se extienden más allá de la frontera de lo irracional, como lo ha demostrado el asesinato del teniente general Quintana Lacaci. No es fácil en esos momentos, en los que se desata una tormenta de sentimientos -incredulidad, horror, idignación-, imponer aquel que él mismo hubiera adoptado: la serenidad.Pero, si ha de imponerse la serenidad, "las primeras reacciones no deben ser catalizadas por la fuerza de los sentimientos, sino que deben encuadrarse por los registros de la razón". No hay otra respuesta a la sinrazón más que la razón. Razón, no para intentar explicar un hecho perfectamente gratuito: difícilmente podría imaginarse una víctima con unas credenciales más inequívocamente limpias.Razón, no para perderse en el laberinto de unas conjeturas que no por ser verosímiles dejan de ser hipótesis de laboratorio demasiado asépticas para mitigar el dolor.

Razón, sí; razón de unas convicciones que engarzan el hilo de una vida y que, más allá de las palabras -conceptos- significantes-formas-, se traducen en actos.

En úItima instancia, razón para pensar que la muerte del teniente general Quintana Lacaci ha sido el término de una carrera, o, mejor aún, de una vida de convicciones.

Una vida, suma de situaciones delicadas en las que zanjar implica siempre una -elección dolorosa, y de decisiones dificiles que inevitablemente han de despertar recelos, por una u otra parte. El teniente general Quintana supo, acallando todas las presiones externas y rehuyendo todo protagonismo, to-mar las decisiones acertadas en los momentos más cruciales, páir lo que todos estamos en deuda con él.

Por ello, en nombre de esa mayoría que sólo se expresa en las urnas y que comparte esas mismas convicciones y esa "razón, en nombre de la mayoría silenciosa" he querido, desde aquí, rendirle este saludo emocionado.

Pero quiero agradecer también su labor a todos aquellos, sea cual sea su condición -civil o militar-, a todos aquellos españoles, digo, que, sabedores de sus riesgos, asumen, sin embargo, sus responsabilidades para hacer posible la convivencia en una sociedad democrática /

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