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CIENCIA

Cosmonautas norteamericanos volarán libremente en el espacio en la próxima misión del 'Challenger'

Dos cosmonautas norteamericanos van a realizar, durante la próxima misión del transbordador espacial Challenger, que tendrá lugar del 3 al 11 de febrero, uno de los sueños del hombre: volar libremente en el espacio a bordo de un moderno equipo de propulsión individual. Dos de estos extraordinarios aparatos, denominados MMU (unidad maniobrada manuabnente) por la NASA, estarán a bordo del Challenger cuando éste sea lanzado desde Cabo Cañaveral el próximo viernes, a las tres de la tarde (hora peninsular).

En esta décima misión de un transbordador espacial -que durará siete días, 23 horas y 19 minutos-, los cosmonautas Bruce McCandless, de 47 años, y Robert Stewart, de 42, utilizarán los MMU para efectuar 10 horas de paseo espacial. McCandless volará tres veces, y Stewart, dos. Al accionar los 24 microrreactores de sus MMU, los cosmonautas se alejarán un centenar de metros del Challenger y se entrenarán para atrapar un globo, que: simulará ser un satélite, lanzado previamente desde el transbordador. El Challenger desarrollará, en el momento de producirse ese simulacro, una velocidad de cerca de 28.000 kilómetros por hora, a una altura de unos 300 kilómetros.

Para arreglar satélites

Si todo se desarrolla correctamente, la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) inscribirá un nuevo éxito en su palmarés, ya que ningún cosmonauta ha abandonado hasta ahora una nave espacial sin permanecer unido con algún tipo de cordón umbilical.La NASA, que ha dedicado cerca de 40 millones de dólares (6.400 millones de pesetas) al desarrollo de estas unidades individuales a reacción, piensa usarlas de forma rutinaria en el porvenir. Los MMU serán utilizados por los cosmonautas para arreglar los sa télites estropeados o para montar la futura estación espacial norteamericana, cuya construcción fue anunciada por el presidente Ronald Reagan el pasado miércoles.

El próximo mes de abril, durante el decimotercer vuelo de un transbordador espacial, los cosmonautas norteamericanos intentarán reparar el satélite de observación del sol (Solar Máximun Satellite), del que la NASA perdió el control poco después de su lanza. miento, en febrero de 1980. Dado que no será posible repararlo en el espacio, los cosmonautas norte americanos lo transportarán a la bodega del Challenger y lo traerán a tierra.

Riesgos mínimos

Según McCandless y Stewart los MMU son "fáciles de manejar y los riesgos son mínimos". Los cosmonautas, de todas formas, no saldrán nunca juntos al espacio, y en caso de avería en las unidades individuales a reacción, el comandante del Challenger, Vace Brand, de 53 años, decidirá entre enviar un segundo MMU a la búsqueda del primero o maniobrar con el Challenger para rescatarlo. Los otros dos miembros de la tripulación, Robert Gibson, de 48 años, y el físico Ronald McNair, de 34, serán, respectivamente, el copiloto y el especialista de la misión.Al margen de las pruebas con los MMU, los otros puntos culminantes de la misión serán los lanzamientos, en los dos primeros días de la misión, de dos satélites de comunicaciones. El primero será norteamericano, de la compañía Western Union, y el segundo, indonesio, el Palapa B-2. El Palapa 1 fue lanzado por un transbordador el pasado mes de junio.

Aterrizaje en Florida

Al término del vuelo, el transbordadorse posará por primera vez, sobre una pista de cinco kilómetros de longitud, construida especialmente para esta ocasión en Cabo Cañaveral. El aterrizaje está previsto para el 11 de febrero, a las 14.41 horas (hora peninsular).El aterrizaje en el mismo lugar desde donde se lanza habitualmente el transbordador se intentó en una misión anterior, el pasado año, pero las condiciones meteorológicas aconsejaron trasladarlo a la habitual pista de aterrizaje en la base de Edwards, en Califomia, que es el fondo seco de un gran lago, en el desierto.

Hasta ahora, los transbordadores han aterrizado siempre en esta base, con la excepción de un vuelo que tomó tierra en la base de White Sands, en Nuevo México. Al hacerlo regresar a su punto de lanzamiento, la NASA quiere ahorrarse el tiempo necesario para transportar el Challenger desde California hasta Florida a lomos de un Boeing 747 especialmente modificado para este uso. Operación que supone una semana de tiempo.

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