Numerosos controles policiales en las salidas de Madrid

El Gobierno Civil de Madrid ordenó, al poco tiempo de producirse el atentado, la puesta en marcha de un dispositivo policial para controlar las salidas de Madrid. Inmediatamente, efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil establecieron rigurosos controles en todas las carreteras nacionales, y reforzaron los servicios de seguridad en las estaciones de ferrocarril y autobuses y en el aeropuerto de Barajas.Estos controles provocaron numerosos atascos de circulación, sobre todo en las carreteras de La Coruña, Burgos y Barcelona, por donde el tráfico era bastante denso, ya que, muchos madrileños aprovechaban la festividad para desplazarse a zonas de descanso.

A primeras horas de la tarde, la policía detuvo a los ocupantes de un automóvil Simca 1200, matrícula de San Sebastián, que realizó una extraña maniobra al aproximarse a un control situado en la carretera de Barcelona y cambió su ruta. Este automóvil estaba ocupado por un súbdito portugués y por su esposa, que fueron trasladados a las dependencias policiales para ser interrogados.

Fuentes policiales informaron que este matrimonio no está relacionado con el atentado. Sin embargo, ayer era seguida la pista de un Simca 1200 que, al parecer, utilizaron los autores del atentado una vez abandonado el Renault 18 de color blanco en el que huyeron. desde la calle de Romero Robledo. Según la información en poder de la policía, los asesinos cambiaron de automóvil en el aparcamiento de la plaza de las Descalzas Reales, donde apareció el Renault 18.

El atentado se ha producido en un momento en el que estaba en marcha un plan de seguridad, llamado Eslabón, precisamente diseñado en prevención de posibles atentados terroristas. Este plan era una continuación del ya iniciado el pasado 2 de enero, con motivo del asesinato en Madrid de dos policías nacionales por parte de los GRAPO, y que llevaba el nombre de Aniversario.

La jefatura del Estado Mayor del Ejército había alertado alertó al personal militar para que observara con meticulosidad las medidas de autoprotección, ya que existían fundadas sospechas de que tanto los GRAPO como ETA Militar preparaban un nuevo atentado en Madrid.