El laborioso método para obtener una confesión
La confesión de Costa Gavras creó en su momento una consideráble polémica. Los debates se centraron en especulaciones sobre la coherencia ideológica del cineasta, que tras el palo a la derecha fascista (Z), compensaba volúmenes atizando al fascismo de bolcheviques satelizados. Sin embargo, se obvió otro aspecto mucho más fructífero para matar el rato en una tertulia cinéfila: la estética de la violencia. La confesión detalla los sistemas degradantes para obtener información o, incluso, el reconocimiento de una autoría inexistente. La exposición ineficulosa del procedimiento, con aires documentales, fue defendida por el director en función de que una estadística abstracta sobre la tortura en cierta manera aburre a su lector y que se debe descender a la anécdota. personal para renovar una sensibilización sobre el tema.Películá sobre algo dejà connu, el espectáculo del sadismo tiene su amparo moral en la necesidad de su denuncia. La película se produjo en un momento de euforia del cine político, entendido como obviedad argumental, y el mercado natural de esta produccion, el público de izquierdas, no, acogió de manera homogénea el título de Costa Gavras protagonizado por Yves Montand.
La confesión se emite hoy a las 20.30 horas por la segunda cadena.
