El actor catalán Pep Rubianes se presenta en Madrid con 'Pay-pay'
El actor catalán Pepe Rubianes se presenta hoy en el teatro Bellas Artes de Madrid con su espectáculo Pay-pay, que realiza en solitario. Rubianes, miembro histórico de la compañía Dagoll Dagom, con la que participó en los montajes No hablaré en clase y Antaviana, alcanzó con este prestigioso espectáculo un notable éxito como actor. Posteriormente intervino en Operació Ubu del Teatro Lliure, bajo la dirección de Albert Boadella.La biografía artística de Rubianes es peculiar. Consigue una beca para ir a estudiar a la escuela de Jacques Lecoq, en París, pero días antes de incorporarse toma unas vacaciones por América y no aparece en un año. México, Barbados Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Panamá y Cuba constituyeron el itinerario del actor, que, con una pequeña libreta, iba tomando nota de todas las situaciones que iban llamando su atención. "Fue Cuba el país que más me impresionó y a Cuba está dedicado mi trabajo". Pay-Pay, o Un actor en La Habana, está configurado por una serie de sketchs que nos muestran el surrealismo de unas situaciones demenciales vividas por nuestro personaje en las calles habaneras. Multitudes de negras, mulatas sabrosísimas, tiburones, carreras de coches, tumultos callejeros, amores apasionados, etcétera, van pasando ante los ojos del espectador cuando, en realidad, sobre el escenario tan sólo está un actor.
Rubianes es hijo de una familia de marinos y él sitúa sus orígenes teatrales en el comedor de casa, en su infancia. "Cuando era pequeño oía a mi padre narrar en casa sus aventuras vividas en Buenos Aires, Japón, Australia, Cuba, Nueva York, etcétera, y me quedaba horas y horas escuchándole completamente extasiado. Él tenía un gran capacidad de reproducción de las situaciones, caricaturizándolas y teatralizándolas. Siempre pensé que era un showmen frustado. Yo reproducía a mi vez en el colegio todo lo que mi padre hacía en casa. Esa ha sido mi escuela Teatro de sobremesa casera rociado con tazas de ribeiro y nécoras de la ría de Arosa".
Luego vino Dagoll Dagom, el Lliure, etcétera... Aquello no hay más remedio que identificarlo con otras dimensiones en las que entran en juego la disciplina. "Si, digamos que fue un embotellado de vino y un hervido de nécora".
Si se le pregunta cómo es que hoy está solo encima de un escenario, hecho que podría aterrar a muchos buenos actores de la escena española, sólo asume la parte de responsabilidad que le corresponde. "Jamás pensé en trabajar solo. Estar allí desamparado en un escenario era algo que me aterraba. Piensa que soy enfermizamente tímido. Jaume Sisa, el cantautor, compañero mío en Antaviana y amigo personal, fue el primero en incitarme a hacerlo, y fue a él a quien leí por primera vez los sketchs a mi vuelta de América. Largas charlas con Sisa, Sorribas, de Els Joglars, Lucila Aguilera, de mi entorno familiar, me dieron el ánimo para llevar a cabo esta empresa.
Pasó el tiempo y fue José Luis Castro, director del teatro El Globo, de Sevilla, quien se encargó de la producción y de la infraestructura. "Ahora no me arrepiento. Ha sido una experiencia brutal recorriendo los escenarios de casi toda España y parte del extranjero".
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