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Protección de Menores retiró a unos religiosos los niños bajo su tutela porque les maltrataban

El reciente traslado de 12 niños desde la residencia de las Comunidades del Señor de Fuenlabrada (Madrid) a un centro del Consejo Superior de Protección de Menores situado en la burgalesa localidad de Villarcayo (véase EL PAIS del 10 y 14 de diciembre de 1983), obedeció a "las graves irregularidades detectadas en las Comunidades del Señor", entre ellas malos tratos a los niños, han informado ahora fuentes oficiales del Consejo Superior.

Asunción Mihura, jefa del servicio de inspección del Consejo, ha señalado que si en su día no se explicaron las razones del cambio fue "por temor al daño que podían causar a los niños que aún permanecían bajo la tutela de María Henar Íñiguez de Velasco, supuesta monja que dirige las Comunidades". El conflicto entre las Comunidades del Señor y el Consejo Superior de Protección de Menores, según la información ahora facilitada por Asunción Mihura, comenzó en abril de 1983, cuando una inspección oficial visitó la residencia, que ocupa un edificio de tres plantas en el número 27 de la calle de Larena, de Fuenlabrada.En las plantas superiores estaban internados 12 niños de árnbos sexos, de edades comprendidas entre los 4 y los 14 años, a cuyos padres el Tribunal Tutelar de Menores había suspendido la guarda y custodia, para otorgársela a las Comunidades. María Henar Íñiguez -que viste un hábito blanco y se hace llamar sor o madre- y otros cinco o seis adultos residían en el lugar con los niños.

"En esa primera inspección detectamos cosas raras, como la presencia de representaciones del diablo y el infierno en las paredes, la actitud mecánica de los niños, que se levantaban todos a una en nuestra presencia, las declaraciones de algunos de ellos, que dijeron que nunca veían a sus padres si no era en presencia de algun miembro de las Comunidades, o el hecho de que el segundo plato del almuerzo consistiera tan sólo en un huevo duro", dice Asunción Mihura. "Luego supimos que los niños llamaban mamá a María Henar y que no salían los fines de semana ni en vacaciones, porque en el exterior, les decían, estaba el pecado".

Investigaciones posteriores del Consejo revelaron que el Obispado de Madrid no reconocía como congregación religiosa a las Comunidades del Señor, inscrita en el registro del Ministerio del Interior en 1979 como "asociación benéfica, dedicada a ayudar a personas necesitadas, especialmente familias". María Henar Íñiguez de Velasco, según supo el Consejo, no era monja, sino una antigua funcionaria de Correos, casada y con dos hijos.

En julio de 1983, la inspección del Consejo recomendó al Tribunal Tutelar de Menores el traslado a otro centro de los niños internos en Fuenlabrada. El magistrado juez Luis María López Mora, decano del Tribunal, decidió en diciembre el cambio. Cuando los niños ya estaban en Villarcayo, el magistrado López Mora redactó, a partir de los testimonios de los pequeños, un informe en el que se señala que "la base fundamental de las Comunidades del Señor es que la hermana Henar hizo creer a mayores y niños que élla era la personificación femenina de Dios". "Los niños", prosigue el juez, " creían que Henar hacía milagros".

En la residencia de las Comunidades del Señor, según el citado informe judicial, se azotaba en público a los niños por cosas como tirarse al suelo o usar el juguete del compañero, y se aplicababan sanciones de tres días sin comer a los internos "aquejados de gula". Un pequeño que rompió sus gafas, siempre según el mencionado informe, estuvo un mes sin que se las repusieran, como castigo por su descuido.

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El pasado 12 de diciembre, los 12 niños internados en Fuenlabrada fueron trasladados a otra de Víllarcayo, pese a la oposición de María Henar Íñiguez. Para reforzar su posición, María Henar Íñiguez aportó los testimonios de algunos de los niños, que afirmaron que se encontraban bien en Fuenlabrada.

María Henar afirma que "nunca ha sido un misterio que estoy separada y tengo dos hijos", y ha explicado que, pese a vestir hábitos religiosos y usar el nombre de sor o madre, -"nunca me he atribuido el papel de religiosa ordenada, aunque eso sí, me pongo la ropa que me da la gana".

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