Giscard d'Estaing considera que Mitterrand no es ya digno de ser jefe de Estado francés

El ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing lanzó el miércoles por la noche un ataque sin precedentes contra el actual jefe del Estado, Frangois Mitterrand, del que afirmó que "no está ya cualificado para representar la unidad del país". Giscard, en el curso de una entrevista en la televisión, aseguró que Mitterrand se ha desacreditado al permitir que se atacara a su predecesor respecto al escándalo de los aviones husmeadores y que no era ya digno de ser jefe de Estado. El actual presidente, que se ha mantenido en silencio desde que el escándalo estalló, no responderá, según fuentes del Elíseo, a las acusaciones de Giscard, por considerar que la polémica no se sitúa "a su nivel".No obstante, Mitterrand dejará en manos del primer ministro, Pierre Mauroy, la investigación sobre las responsabilidades que se derivan de la financiación de los aviones, supuestamente capaces de detectar yacimientos petrolíferos submarinos, operación que costó cerca de 10.000 millones de pesetas a la sociedad nacional petrolera, Erap, entre 1976 y 1979.

Giscard ha sido acusado ya por Mauroy de haber ocultado el escándalo. En vista de la situación, el ex presidente decidió contraatacar, sin aportar ningún nuevo dato fundamental, en un plano político de alto nivel.

Ya el domingo, el líder del partido neogaullista RPR, Jacques Chirac, había acusado a Mitterrand de haber teleguiado esta "miserable explotación politiquera" con el objetivo de acabar con la reputación de altos dirigentes de la oposición.

El antiguo primer ministro de Giscard, Raymond Barre, artífice de la parte financiera de la operación, había acusado a Mauroy de desarrollar una "maniobra de distracción" para ocultar las dificultades económicas de la izquierda en el poder.

En cuanto a los socialistas, pretenden mantener el escándalo de los aviones husmeadores en los planos técnico, jurídico y financiero, campos en los que las implicaciones son lo suficientemente serias como para no ser enmascaradas por una polémica política.