La Unión de Bancos Suizos niega responsabilidades en el escándalo de los aviones 'husmeadores'

El expresidente de la Unión de Bancos Suizos (UBS), Philippe de Weck, a quien el Vaticano encomendó clarificar los papeles del Banco Ambrosiano, salió ayer al paso de ciertas insinuaciones aparecidas en la Prensa francesa, que lo vinculan con el escándalo de los aviones husmeadores de Elf-Erap y que ponían en entredicho no sólo su reputación personal, sino la credibilidad del sistema bancario helvético.En una nota conjunta, Philippe de Weck y la UB S advierten que su participación se limitó "a los aspectos financieros y administrativos" y que las consideraciones técnicas del proyecto fueron incumbencia exclusiva de la empresa Elf-Erap.

Por tratarse de una nueva tecnología, calificada de revolucionaría por los patrocinadores, añade el comunicado, la UBS aceptó desde el principio guardar el secreto más absoluto, poniendo para ello todos los medios y respetando escrupulosamente los contratos.

Cuando, en 1979, el proyecto de los aviones husmeadores se vino abajo, De Weck tomó inmediatamente las medidas necesarias para bloquear y transferir a Elf-Erap los activos disponibles. Todos los créditos concedidos por la UBS han sido regularmente reembolsados, precisa la nota, no sin antes dejar bien claro que ni el banco ni De Weck pueden dar más detalles, por estar ambos obligados a respetar el secreto profesional.

Las explicaciones son más bien vagas y no consiguen disipar las acusaciones formuladas en el libro blanco que el Gobierno francés publicó el pasado 2 de enero. El embrollo sigue siendo total. La única alternativa que le queda al Gobierno Mauroy es una comisión de encuesta. Si París se empeña en ello y solicita la ayuda jurídica internacional, Suiza se vería obligada a levantar el secreto bancario.