El centro y los barrios periféricos de la capital, 'peinados' por la policía
"Atención, Descalzas. Color azul, repito, azul". El suboficial de la Policía Nacional, tras dar el "enterado", se dirige al ciudadano -que espera junto al vehículo policial adonde ha sido trasladado- y le entrega la documentación requerida apenas un minuto antes. Con un "perdone las molestias" y un saludo termina uno de los cientos de controles selectivos efectuados desde el pasado miércoles en la capital por más de 300 miembros del Cuerpo Superior de Policía, Policía Nacional y Policía Municipal. En los dos primeros días de la operación se realizaron 272 controles, de los cuales 64 correspondieron a personas con antecedentes o con órdenes de busca y captura.
"La base de estos controles es la experiencia de inspectores y policías nacionales. Realizan una criba apoyada en su experiencia y su conocimiento de los delincuentes", manifestó Antonio Garrido, jefe superior de Policía de Madrid, en el acto de presentación de una operación que a lo largo del mes de enero va a permitir peinar las zonas con mayor índice de delincuencia. Estas zonas han sido delimitadas en función de las denuncias realizadas en los últimos meses.La operación montada ahora ha sido posible gracias a la llegada, el pasado martes a mediodía, de dos compañías de la Reserva General de Policía Nacional.
Con estos policías, los movilizados por el Ayuntamiento del Cuerpo de Policía Municipal y los miembros del Cuerpo Superior de Policía se tenían los suficientes efectivos humanos para montar operaciones como la realizada el pasado miércoles. La Operación Aniversario, como se denominó, consistió en establecer identificaciones selectivas en la calle de Marcelo Usera y los barrios de Almendrales, San Cristóbal de los Ángeles, Orcasur y San Fermín, así como en la zona centro.
El pasado miércoles, día 4, el número de controles positivos fue de 24, de un total de 137 realizados, cifra ligeramente más baja que la obtenida el pasado martes -día en que se hizo una prueba piloto-, cuando de las 135 personas identificadas, 37 tenían antecedentes penales y otros tres eran buscados por distintos juzgados.
Ese mismo día, en la zona centro -calles de Preciados, Carmen y Montera, plazas del Carmen, de las Descalzas, de Celenque, y Puerta del Sol- parecía tomada por la fuerza pública. Una pareja de policías en cada esquina, al comienzo de cada calle, en cada cruce. Otros, en grupos, patrullando las calles, pendientes del aspecto, de los movimientos, de las miradas de cientos de transeúntes.
El proceso seguido es muy similar en todos los casos. Los policías, ocasionalmente, indican correctamente a uno de los viandantes que les acompañe a uno de los puntos en donde se les solicita la documentación, de la que se lee, por radiotransmisor, el nombre y el año de nacimiento.
Banco de datos
Estas comunicaciones son recibidas en el primer piso de la Jefatura Superior de Policía, en la sala de operaciones conocida como H-50, donde un miembro de la Policía Nacional recoge el aviso y repite el nombre indicado.Una funcionaria teclea los apellidos y las dos últimas cifras del año de nacimiento, e inmediatamente, en la pantalla, una de las dos terminales de operaciones con que cuenta la sala, aparecen todos los ciudadanos que tienen ese apellido y cuentan con antecedentes, órdenes de búsqueda y captura o que están siendo investigados por algún grupo policial por su presumible relación con un delito. Si el nombre no coincide con ninguno de los que posee el centro de datos instalado en El Escorial, la funcionaria indicará con un color, que cada día varía, la carencia de antecedentes del ciudadano requerido, quien a los pocos segundos seguirá su camino, quizá con un ligero aumento de sus pulsaciones. En caso de que el ciudadano tenga alguna cuestión pendiente con la justicia, el paso siguiente será trasladarle a la comisa ría más cercana.
Aparte de estos controles, la operación policial -que durará como mínimo un mes y que podría realizarse periódicamente a lo largo de todo el año, según deseos del gobernador civil- incluye rastreos con perros adiestrados de zonas en las que se sabe existe un mayor tráfico de droga. Por el momento se ha actuado en Preciados, Dos de Mayo y Plaza Mayor.
Según el jefe superior de Policía de Madrid, se tiene comprobado que los camellos o traficantes de droga no llevan encima, casi nunca, la mercancía. El objetivo de los rastreos efectuados con perros es localizar los escondites de estos distribuidores.
La operación se completa con controles móviles de automóviles, normalmente en las carreteras de salida de la capital. La Policía Municipal dirige el tráfico hacia el pasillo de control por el que pasan los automóviles de uno en uno sin detenerse. Policías nacionales e inspectores del Cuerpo Superior dé Policía observan a los ocupantes del vehículo y en caso de que observen alguna anormalidad ordenan al conductor que aparte en vehículo a un lateral para comprobación.
Con el fin de lograr mayor efectividad, estos controles cambian de posición cada 20 o 30 minutos. El martes pasado, el ojo clínico de los inspectores y policías hizo que, de 18 vehículos detenidos para comprobación, 10 estuvieran denunciados como robados.
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