Pretoria quiere un "régimen fantoche" en la zona ocupada en Angola, según Luanda
El representante de Angola en las Naciones Unidas, Elisio de Figueiredo, acusó ayer en el Consejo de Seguridad a Africa del Sur de pretender instalar un "régimen fantoche" en las zonas de su territorio que mantiene ocupadas militarmente. El lanzamiento de la última ofensiva militar en el sur de Angola justifica, para el representante de Luanda, las sospechas del Gobierno angoleño de que las recientes proposiciones de tregua efectuadas por Pretoria son tan sólo una concesión a la galería.Elisio de Figueiredo subrayó que la última ofensiva militar surafricana es una de las más importantes jamás efectuada contra su país y que se emplean en la misma tres brigadas motorizadas, así como un centenar de aviones y helicópteros.
Ocho países no alineados han presentado en el Consejo un proyecto de resolución que pide la retirada "incondicional e inmediata" de las tropas de Pretoria, así como la redacción, en el plazo de 48 horas, de un informe elaborado por el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar.
Según los observadores, Estados Unidos y probablemente algún otro país occidental vetarán la resolución, si antes no se modera su actual redacción, dada la gravedad de las sanciones que prevé contra Pretoria.
El representante surafricano, Kurt von Schirnding, declaró por su parte que la operación militar en Angola tenía como objetivo destruir las bases de la guerrilla de la Organización de Pueblos del Suroeste Africano (SWAPO), que lucha desde hace 17 años para conseguir la independencia de Namibia.
Von Schirnding añadió en su intervención que la retirada de las tropas surafricanas y la independencia de Namibia deberá ser precedida por la retirada de 20.000 soldados cubanos estacionados en Angola, que apoyan a las tropas regulares de este país en su lucha contra el movimiento guerrillero Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) de Holden Roberto que, a su vez cuenta con el apoyo de los surafricanos en su lucha contra el Gobierno de Luanda.
Los observadores se muestran cada vez más pesimistas respecto a los recientes contactos realizados por los Gobiernos surafricano y angoleño.
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