La reconversión de los bienes de equipo eléctrico enfrenta la las multinacionales con las empresas españolas
Los fabricantes de bienes de equipo eléctrico 28 empresas, 15.800 trabajadores y una cifra anual de negocios de 67.940 millones de pesetas- viven un duro enfrentamiento entre las grandes empresas multinacionales que dominan el sector y las pequeñas empresas españolas, a causa de los borradores de planes de reconversión que deben presentarse al Ministerio de Industria. La Administración, por su parte, y según fuentes de Sercobe (Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo) ya ha prometido que el equipo eléctrico, un sector atomizado que debe emprender algún tipo de concentración para aumentar su productividad, podrá beneficiarse de las medidas previstas en el decreto-ley de reconversión industrial.
Cuatro, empresas multinacionales (Westinghouse, General Eléctrica, Siemens y Brown Bovery) y las empresas españolas de bienes de equipo eléctrico han visto enfrentados sus intereses a la hora de presentar al Ministerio de Industria el borrador del plan de reconversión para el sector. Las primeras, que conjuntamente aseguran una facturación anual. de 44.515 millones de pesetas (el 65% del total del sector), y aseguran el empleo de 10.821 trabajadores (el 68% del total) presentaron un plan en solitario a la Administración. Las empresas españolas, que temían que la mayor potencialidad de las multinacionales supusiera la desaparición de las factorías más débiles, se opusieron al plan.El sector, que se encuentra excesivamente atomizado -casi todas las empresas fabrican los mismos productos-, parece ser consciente de la necesidad de caminar hacia algún tipo de concentración, con el consiguiente aumento del volumen de producción que permita realizar inversiones en tecnología moderna.
'Ta demanda en el sector ha caído un 40% en los dos últimos años, y sufre una incoherencia total entre la oferta y la demanda" señalan fuentes de Sercobe. 'Nosotros ya hemos informado a la Administración lo que debe ser este sector en el futuro. Pero el enfrentamiento actual surgió porque algunas empresas afirmaron que si el estudio de reestructuración lo hacía Sercobe iba a parecer que nosotros nos lo guisáb:3anos todo. Por eso se buscó un consultor -en este caso McKinsey- para que realizara el informe. La Administración se quedaba más tranquila y los fabricantes también, porque creían que asi les harían más caso".
Fuentes de las empresas españolas sin embargo, han señalado que la importante presencia de las multinacionales -las cuatro citadas anteriormente, más Asea y Oasa, también con capital extranjero, aseguran el 75% del empleo- ha sido el mayor obstáculo para que Industria haya autorizado hasta el momento la inclusión del sector en los planes de reconversión.
Presiones al Gobierno
El Ministerio de Industria, según estas mismas fuentes, solicitó en abril a AMFE (la patronal del sector, integrada en Sercobe) un estudio sobre reconversión. Como General Eléctrica ostenta' la presidencia de Sercobe, Siernens la de AMF, y Westinhouse es miembro de la dirección de esta última patronal, estas empresas tomaron. las riendas de las negociaciones con Industria. Después se unió a ellas Brown Bobery. Este grupo solicitó a McKinsey un 'Informe de situación para entregarlo a Industria.Según los empresarios españoles, la situación de los bienes de equipo eléctricos es preocupante, y denuncian que las multinacionales están presionando al Gobierno con acciones como la presentación de suspensión de pagos de Westinghouse, acción que se ha querido enmascarar como una reacción de la sociedad norteamericana por el parón nuclear.
La explosión del descontento surgió durante la asamblea de AMFE, a principios de noviembre, cuando los miembros de la patronal, por primera vez en la historia, votaron en contra de la propuesta multinacional y se negaron a que McKinsey se responsabilizara del estudio.
"La consultoría de McKinsey, o de cualquier otra empresa extranjera es cara, dos o tres veces más que un consultor español", replican las fuentes de Sercobe. "Los pequeños fabricantes protestaron por el alto coste del estudio, ante el riesgo de que la Administración no hiciera caso y el sector no entrara en los planes de reconversión. Surgió una discusión sobre si McKinsey continuaba el informe. Luego, la Administración garantizó que el sector sí entraría en la reconversión, por lo que, partir de ese momento, ningún fabricante tuvo objeción alguna. El informe, según estas mismas fuentes, no está terminado y McKinsey analiza en la actualidad las líneas de los principales productos.
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