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Espacios para el entretenimiento y andanadas publicitarias se mezclan sobre 22.000 metros cuadrados en Juvenalia

Hacía horas que miles de niños iban presurosos de un lado a otro sobre los 22.000 metros cuadrados que ocupa la muestra, conscientes de que les iba a faltar tiempo para disfrutar de todas las ofertas de entretenimiento que se abrían ante sus ojos, cuando Enrique Tierno, alcalde de Madrid, inauguraba la cuarta edición de Juvenalia, a las 6.30 de la tarde del lunes, al cortar la cinta con los colores de la bandera española. Esta cuarta edición, como todas las anteriores, ha cosechado ya acusaciones de ser una feria comercial y mercantilista, dirigida fundamentalmente a que el niño se divierta, pero arropando los juegos con mensajes publicitarios que tienden a formarle como buen consumidor y ciudadano.

Los niños, sin embargo, van a lo suyo y no parece preocuparles que la canasta en la que encestan la pelota no sea la clásica malla, sino un poste de una marca de cacao soluble. Juvenalia 83 está instalada en dos grandes pabellones del recinto ferial de Madrid, en la Casa de Campo. La entrada cuesta 200 pesetas para los adultos y 100 para los niños y es gratis para los menores de 6 años y mayores de 65. En Juvenalia se han dado cita todas las empresas importantes del mercado que tienen a los niños como clientes potenciales. Las tres plantas enormes del Pabellón de Cristal se han reservado para las firmas comerciales y el Ayuntamiento de Madrid. En ellas los niños pueden jugar con vídeos electrónicos, observar el proceso de fabricación y montaje de un coche, disputar partidos de baloncesto, saltar en las mesas elásticas, navegar en pequeños vehículos por una gran piscina, escalar montañas de tres o cuatro metros de altura, construir sus propios juguetes a base de arcilla, cartón o madera, pintar, bañarse vestidos en piscinas de bolitas de poliuretano, tomar refrescos gratis o participar en el sorteo de lotes de regalos.Todo ello, acompañado de la andanada de mensajes publicitarios. Los pitufos recuerdan que una multinacional norteamericana tiene la mejor colección de vídeos, una marca de crema de cacao invita a jugar al balón, y si el niño come muchos pasteles industriales de cierta firma, podrá salir del laberinto. Ya dijo el lunes Tierno, con buen tino, que "Juvenalia es una forma de aproximar el futuro a los protagonistas del futuro". Y el futuro, a tenor de lo observado en Juvenalia, pertenece a la publicidad.

Cartas a Felipe González

En un pabellón anejo están concentrados todos los departamentos ministeriales. Los niños en la caseta de Presidencia, tienen la oportunidad de escribir al jefe del Ejecutivo, Felipe González, para contarle su particular opinión sobre lo que va mal o bien en el país. Fernando González, de 14 años, le explica que está en contra de la LODE porque no le gusta "que en colegios buenos se puedan meter niños malos". Fernando estima, sin embargo, que el presidente muestra buena voluntad en arreglar los problemas de España. 10.000 cartas se esperan recoger cada día. Todas ellas serán contestadas, y, previamente, a cada niño que se acerca a la caseta se le regalan fotos del presidente, en blanco y negro.El Ministerio de Transportes ha instalado un enorme scalextric que circunda todo el pabellón, recorrido por trenes pequeñitos en los que tienen cabida hasta 10 o 12 pequeños. El Ministerio de Administración Territorial, en un gran panel, se empeña en convencer a la concurrencia infantil y juvenil de que "el positivo desarrollo de cada autonomía ha de conciliarse con la construcción del Estado de todos". El Ministerio de Defensa ha instalado incluso un helicóptero y armas maquetas y uniformes de todos los cuerpos de los tres ejércitos. Un cartel imperativo pide el alistamiento en la Brigada Paracaidista, siempre que se sea "valiente, audaz, duro y fuerte".

Porque el denominador común de toda la feria, sin distinguir entre empresas comerciales, entidades oficiales o departamentos de la Administración, son los mensajes, subliminales o descarados, dirigidos a halagar al niño o ganárselo. La obsesión general parece ser que el futuro adulto vaya familiarizándose con los objetos y actitudes que tendrá que manipular y desarrollar más tarde.

En este minimundo de convencionalismos aún quedan kamikazes. El Colectivo Dídola ha montado una amplia caseta dividida en tres espacios en los que los niños construyen sus propios juguetes y practican la expresividad corporal.

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